jueves, 30 de junio de 2011

Génesis capitulo 23



Abraham había vivido largos años, y pasado por muchas pruebas. Ya en su vejez tuvo que vivir un momento muy triste, cuando muere su querida esposa. Sara lo había acompañado por más de cien años, y juntos habían compartido muchas experiencias. Por consiguiente, cuando Sara murió, Abraham perdió a alguien de gran valor. ¿Cómo respondió, Abraham, ante este desafío, teniendo él ya 137 años?

1. LA MUERTE DE SARA (v.1-2)

Sara vivió 127 años, estando más de un siglo al lado de Abraham (suponiendo que ella se casó antes de los 20 años), y por casi cuarenta años, con su único hijo, Isaac. Dando énfasis a la largura de su vida, Moisés escribe, “tantos fueron los años de la vida de Sara” (v.1). Fue una mujer hermosa y fuerte; toda una ‘princesa’ (Gén 17:15).

Al parecer, Abraham no estuvo con Sara cuando ella murió. Sara estaba en Quiriat-arba, mientras que Abraham radicaba en Beerseba (Gén 22:19) . ¿Estaría con Isaac? El v.2 dice, “vino Abraham a hacer duelo por Sara…”. Quizá no esperaba que fuera a morir; podría ser que la muerte le sobrevino repentinamente, estando Abraham de viaje. ¡Eso habría hecho el evento más doloroso aun!

Lección: La muerte a veces nos visita repentinamente. Por tanto, debemos vivir cada día, listos para la muerte.

Seguramente Abraham hizo duelo por mucho tiempo, con todas las implicancias de las manifestaciones emotivas, propias de la cultura de ese tiempo. Perdió a la compañera de su vida, a la madre de su hijo, a una hermana en la fe, a una persona que lo amaba, y a alguien que siempre deseaba lo mejor para él. Seguramente fue un tiempo en el que Abraham recordaría cómo se conocieron, cómo se casaron, cómo era su amor, etc.

¡Perder a una buena esposa es una gran tragedia humana!


2. LA COMPRA DEL SEPULCRO (v.3-18)

Otra evidencia de que la muerte de Sara sorprendió a Abraham, es que él aun no tenía un lugar donde enterrar a su esposa. Por ende, en medio de su luto, tuvo que solucionar ello.

Abraham compró el sepulcro de “los hijos de Het” (v.3b), que al parecer, eran los habitantes oriundos de Quiriat-arba, donde Sara estaba viviendo cuando falleció. Het fue el hijo de Canaán, el nieto de Cam, y el bisnieto de Noé (ver Gén 10:1, 6, 15). Het fue el padre de los hititas, que en los días de Abraham, era uno de los subgrupos de los cananeos.

a. La Declaración de Abraham (v.3-4a)

Ante los habitantes de la región (algunos de los cuales habrían venido para hacer duelo con él), Abraham hace una doble declaración:

i. ‘Soy Foráneo’ (v.4a)

Eso es lo primero que Abraham declara. “Extranjero…soy entre vosotros”, dijo (v.4). Abraham sabía que no pertenecía a ese lugar, en el sentido de que no era uno de ellos (a diferencia de Lot, quien se volvió uno más de los habitantes de Sodoma). Abraham vivía en Palestina, pero no era de Palestina. Vivía en el ‘mundo’, pero no era del ‘mundo’. Su fe, sus creencias, sus valores, etc. eran diferentes a los demás pobladores que lo rodeaban.

ii. ‘Soy Peregrino’ (v.4a)

La segunda declaración es, “…forastero soy entre vosotros” (v.4). Era un peregrino en la tierra, por voluntad de Dios. Vivió en carpas, por elección propia, como una expresión de su fe (ver Heb 11:9-10). Por ello carecía de propiedades.

Reflexión: ¿Cuál es nuestra actitud hacia la vida terrenal?
¿Con qué actitud vivimos en este mundo?

b. El Pedido de Abraham (v.4b-6)

Siendo “extranjero y forastero”, Abraham, no tenía donde enterrar a su amada esposa. Por eso hace un pedido conmovedor: “dadme propiedad para sepultura…” (v.4b).

La respuesta de los hijos de Het es interesante (v.6):

1. Tratan a Abraham con bastante respeto (“Óyenos, señor nuestro…”).
2. Reconocen su importancia (“eres un príncipe de Dios entre nosotros”).
3. Le ofrecen una propiedad especial (“en lo mejor de nuestros sepulcros sepulta a tu muerta”).

¡Cuán diferente fue el trato de los habitantes de Sodoma hacia Lot!

Lección: Es desafiante ver el buen testimonio que Abraham tenía ante los ojos de gente totalmente pagana e idólatra.

c. La Adquisición de Abraham (v.7-18)

Abraham muestra interés por una propiedad en particular, pero ofrece comprarla (v.7-9). ¿Por qué no aceptó la propiedad como un regalo? Podría ser que Abraham sabía que ellos solo estaban siendo amables (dentro de su cultura y tiempo) al decirlo, pero que realmente no tenían la intención de regalarle la propiedad.

Por otro lado, podría ser que él no quería recibir regalos de ellos, al igual que no quiso aceptar nada del rey de Sodoma, en Gén 14).

Una tercera posibilidad es que, confiando en la promesa de que un día todo iba a ser suyo, no quería recibir ninguna propiedad como regalo de otros. Él compró la propiedad, como una primicia, anticipando el día en que sus descendientes poseerían toda aquella tierra.

Finalmente, podría ser que Abraham quería tener todo el derecho sobre aquel lugar donde iba a enterrar a su esposa, y no arriesgarse a que luego le sea quitado, o cuestionado. Decidió comprar el terreno, y asegurar su título de propiedad para evitar algún inconveniente en el futuro.

Abraham se interesa en una cueva, que estaba dentro de la “heredad” de Efrón. Efrón le ofrece la cueva y la “heredad”, en calidad de regalo (v.11). Pero Abraham insiste en pagar, porque quería comprar la “heredad” entera (v.13). Efrón establece el precio – 400 siclos de plata (v.15), y Abraham lo paga (v.16). ¿Habrá sido éste un precio muy alto? Un “siclo” equivale a 11.4 gramos de plata; por ende, 400 “siclos”, son 4 kilos, 560 gramos. Podríamos decir que éste no era un precio bajo para una heredad.

Esta parcela de tierra fue lo único que Abraham tuvo en Palestina durante su vida, y la compró sólo con la finalidad de tener un lugar donde enterrar a su esposa.

Lección: En todo este relato, Abraham actúa con tremenda dignidad, como corresponde a un hijo de Dios; a un hombre que aprendió a caminar con Dios.

3. LA SEPULTURA DE SARA (v.19-20)

A pesar de que Sara ya estaba gozando la presencia de Dios, con qué cuidado habrá colocado Abraham al cuerpo de su querida esposa en la cueva. Lo que animaba el corazón de Abraham, en ese momento, fue la esperanza de la cual habla David, en 2 Sam 12:20-23.

Por años Sara vivió con su esposo en la tierra de Canaán. Ahora, una cueva fría contiene su cuerpo, en espera de aquel día de la resurrección final, cuando Abraham y Sara serán reunidos por toda le eternidad.

La cueva quedó como posesión permanente de Abraham; pero Moisés enfatiza que no era un terreno en el cual iba a vivir, sino era solo para sepultura (v.20). A su debido tiempo, Abraham también iba a ser enterrado en esa misma cueva (Gén 25:7-10) - como también Isaac y Rebeca, y Jacob y Lea (Gén 49:31).

Conclusión

Aunque Isaac no es mencionado en el relato, es más que probable que estuvo presente en el entierro de su madre, porque la amaba mucho (ver Gén 24:67). Tomando en cuenta que Isaac nació cuando Sara tuvo 90 años, y que ella murió a los 127, entonces Isaac tenía 37 años cuando su madre murió. Es probable que su muerte afectó mucho a Isaac (¿estaría Isaac viviendo con Sara, cuando ella murió?). Sin embargo, el que actúa en todo este relato es el anciano Abraham, el padre de la fe.

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