jueves, 28 de julio de 2011

Génesis capitulo 50


Genesis 50

Sepultura de Jacob
Jacob fue embalsamado y sus huesos fueron trasladados a Canaán, a la cueva de Macpela, donde fue sepultado. El llanto genuino de los egipcios indica que fue realmente amado por ellos, siendo así testificado por los habitantes de Canaán.

Debido a que la muerte de Jacob produjo incertidumbre en los hermanos de Jose sobre la realidad del perdón que les fue manifestado por Jose, éste tuvo que ratificar a sus hermanos que lo ocurrido hacía ya muchos años fue algo proveniente de Dios, el dijo: Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios lo tornó en bien.

La fe genuina es expresada aquí de forma notable por Jose: Él vio todo lo ocurrido como algo incidental o accidental, es decir, fuera del control de Dios, no sino que lo vio como algo llevado a cabo, paso a paso, por el Todopoderoso; a pesar de lo negro de la situaciones y de que cuando éstas ocurrieron no las podía entender, no obstante, pudo reconocer que era el Creador actuando en su vida; la fe no implica entender sino confiar, la fe tiene la sustancia de la confianza y la certeza, la convicción de “las cosas que nos se ven”, (Heb. 11:1); esto no quiere decir que la fe deba ser ciega ni contraria a la razón y a la lógica; pero la fe va más allá de la razón y de la lógica, es decir, la fe no está limitada por la razón, ni por la lógica, no es contraria a éstas, pero es mucho mayor que ellas. Yosef fue genuino al hablar de esta manera y esto demuestra quién era Yosef ¡Qué clase de persona era el!

Qué maravilloso es que un creyente viva con esa fe que es la fe que proviene de Dios. El Apóstol Pablo en su segunda carta a uno de sus discípulos ( 2ª Tim. 1:12) escribio: Por lo cual también sufro estas cosas, pero no me avergüenzo; porque yo sé en quién he creído, y estoy convencido de que es poderoso para guardar mi depósito hasta aquel día. Esto, es fe.
Finalmente Jose encargó a sus hermanos que cuando salieran de Egipto, de regreso a la Tierra Prometida, debían llevar sus huesos a esa tierra, en espera de la resurrección, convencido que Dios cumpliría su promesa. Finalmente, a 110 años de edad, murió y fue embalsamado, permaneciendo en un ataúd en Egipto.

Génesis capitulo 49


Génesis 49
Jacob bendice a sus hijos


Las bendiciones que Jacob dio a sus doce hijos son profecías que han tenido y tendrán cabal cumplimiento. Mencionaremos algunas de ellas.

Reuben (v. 3 y 4) aunque era el primogénito y en consecuencia prominente en dignidad (por tanto le correspondería ejercer el sacerdocio) y prominente en poder (por lo que le correspondería ejercer el reinado), debido a que actuó impetuoso como torrente de agua al protestar como lo hizo profanando el lecho de su padre, esto es, el lugar donde Yaacob invocaba la presencia divina, perdió su prominencia¨ ¡Qué importante es el respeto por lo sagrado!

Simeón y Leví (v. 5 a 7). Fueron hombres violentos a los que Jacob no desea que su nombre sea asociado,. No solo se refiere a las acciones contra Siquém, sino que este pasaje es profético relativo a la rebelión de Coré, de la tribu de Leví, en el desierto en la cual convocaron a todas las tribus de Israel para revelarse en contra de Moises y Arón (Núm. 16:1 Y se rebeló Coré, hijo de Izhar, hijo de Coat, hijo de Leví). Nótese que Yaacob maldijo su furor e ira, pero no les maldijo a ellos mismos (Balaam citó esto en su dicho: ¿Cómo maldeciré a quien Dios no ha maldecido? ¿Cómo condenaré a quien el SEÑOR no ha condenado? -ver Núm. 23:8).

La profecía de que estas dos tribus serían divididas y esparcidas entre las demás tribus de Israel se cumplió cabalmente pues la tribu de Leví, que fue elegida como la tribu sacerdotal, solo por la gracia y misericordia de Dios pues no se haya merito alguno en Leví para tal distinción, no tuvo heredad en la Tierra Prometida, sino que, para ejercer sus funciones, fueron esparcidos entre las demás tribus en 48 diferentes ciudades. Por su parte Simeón no poseyó una porción de tierra unificada en Israel, sus tierras estaban divididas en el territorio de Judá y más tarde sus familias se hayaron dispersas en Israel.

Judá (v. 8 a 12). Esta es una porción muy sobresaliente de la profecía bíblica. Judá será alabado por sus hermanos. Los descendientes de Judá serán prominentes en Israel como reyes y personajes sobresalientes alcanzando su máxima expresión en el Mesías mismo, incluso a la nación entera se le llama, no Rubenitas, ni de otro modo sino Judios.Cachorro de León es una referencia a que el Rey Mesías no comenzará como león rugiente sino como un cachorro, cuya fuerza y reinado se harán más tarde evidentes aunque, por una época será como un león agazapado o dormido. No será quitado el cetro (como rey) ni la vara (como gobernante o legislador) de Judá, apunta a que los reyes de Israel vendrían de la tribu de Judá, tal como fue, hasta que venga Silho, esta palabra es una referencia directa al Mesías, indica que de Judá vendría la Simiente Prometida, el Mesías de Israel. Dice además: y a él sea dada la obediencia de los pueblos, una traducción más literal es: y suya será la asamblea de naciones (la versión RV60 traduce así: Y a él se congregarán los pueblos), la palabra traducida asamblea o congregación denota una “reunión de naciones”: Y a Él se congregarán los pueblos, sometiéndose en obediencia.

La vid mencionada en el v. 11 es una referencia a Israel y en especial a la “mejor cepa” a Jerusalén; El Rey Mesías finalmente lavará con vino, esto es su sangre derramada en el sacrificio de la cruz, sus vestimentas y su manto: Israel será salvado. Esto indica la restauración final de Israel. Una traducción más literal del v. 12 es: el de los ojos encandilados de vino, el de los dientes blancos de leche (Torah), parece hacer alusión a que El Mesias de Israel se alegrará y sonreirá cuando su pueblo sea redimido ¡Qué maravillosa promesa!

Zabulón (v. 13) sería pueblo costero que emprendería el mercadeo mediante embarcaciones y sería sustento para sus hermanos.

Izajar (v. 14 y 15) recibió un territorio muy fértil que podía producir sin dedicarse mucho al trabajo y le permitió a esta tribu aportar estudiosos de la Torá, pero esto no le libró de quedar en servidumbre ante otras naciones, o quizás, por la interpretación legalista que hicieron de la Torá.

Dan (v. 16 a 18), este según el Midrash se refiere a uno de los jueces, Sansón, quien actuó violentamente y en forma vengativa. Como los jueces y líderes como Sansón no han dado la redención final a Israel, aún Israel espera la salvación que vendrá por medio del Mesías.

Gad (v. 19), la palabra salteador se refiere más bien a tropas; es decir, Gad será atacado pero su capacidad para la guerra le hará vencer. Gad salió victorioso en muchas de las batallas de Israel por la Tierra Prometida.

Asher (v. 20), es bendecido con abundancia de productos de la tierra, tal como lo fue.

Neftalí (v. 21), veloz como sierva, de esta tribu desciende Débora, quien cantó al Todopoderoso por la victoria (Jue. 5:1).

Jose (v. 22 a 26), la bendición señala el crecimiento extraordinario de esta tribu y las bendiciones en Efráin y Manases.

Binjamín (v. 27), sufrió en guerras tempranas en la tierra de Israel. La mayor bendición para esta tribu fue que en su territorio fue construido el Templo de Jerusalén.

49: 29 a 33. Muerte de Jacob

Jacob murió no sin antes encargar que debía ser sepultado en la cueva de Macpela en la Tierra Prometida. Este hombre finalmente tuvo tal fe que no solamente dijo palabras proféticas de gran peso para las doce tribus de Israel, sino que él mismo estaba en la espera de la resurrección, la de él mismo y la de sus antepasados junto con todo su pueblo.

lunes, 25 de julio de 2011

Génesis capitulo 48


Génesis 48

Jacob bendice a Manases y Efráin

Jacob estaba al final de sus días y Jose fue informado. Por tanto trajo a sus dos hijos Manashé (Manasés) y Efráin (Efraín) a su padre para que ellos recibieran su bendición. Jacob informó a Jose, por inspiración divina, que los nombres de sus dos hijos serían considerados entre los nombres de las tribus de Israel con respecto a la repartición de la tierra prometida y que los hijos de Israel volverían a esa tierra; ahora bien, Manases era el primogénito por lo cual le correspondía la bendición principal, según la costumbre de ese tiempo, la que procedía de la mano derecha de Jacob, pero resultó que Jacob adrede cruzó sus brazos y bendijo, con su mano derecha, a Efráin y con la izquierda a Manases, no obstante que a Jose no se agradó de esto, y dio así preeminencia a Efráin, diciendo lo siguiente: su hermano menor será más grande que él, y su descendencia llegará a ser multitud de naciones ¿Qué implicación tuvo esta palabra profética dada por Jacob a Efráin?
La inspiración divina estaba guiando a Jacob, el Espíritu Santo (la Ruaj Hakodesh en hebreo) le guió para esta profecía sobre Efráin, cuyo cumplimiento se dio cabalmente: La descendencia de Efraín encabezó el Reino del Norte (el Reino de Israel) al separarse del Reino del Sur (el Reino de Judá). Luego, por la apostasía del Reino de Norte fueron tomados cautivos por los Asirios y fueron esparcidos entre las naciones. Muchos creen que aun hoy día los hijos de Israel por la rama de Efráin están entre las naciones del mundo, sin saber ellos que son hijos de Israel, pero que un día les será revelado. Por tanto de Efráin procedieron reyes y multitud de naciones.

Génesis capitulo 47


GÉNESIS 47

47: Jose preseta a sus hermanos ante el faraón
La estrategia de José dio resultado: El faraón estableció para los hermanos de José la tierra de Gosén y no les asignó tareas diferentes a las de pastoreo.
Durante los siguientes cinco años de sequía y hambruna en la tierra, José acumuló grandes tesoros, oro, plata y muchas otras riquezas para Egipto; no sólo los egipcios tuvieron que acudir a él para obtener sustento sino que de los países vecinos también llegaron en gran número, de modo que Egipto fue grandemente enriquecido.

Los egipcios gastaron todo su dinero en la compra de cereal, pero cuando se les acabó tuvieron que vender sus ganados y luego sus tierras que pasaron a ser propiedad del faraón, quedando los súbditos egipcios en la condición de arrendatarios que debían entregar la quinta parte de las futuras cosechas al rey como tributo. Tal fue el resultado de la administración hecha por Yosef. El pueblo vio sin embargo bendición pues de otro modo habrían muerto de hambre.

Jacob pide que sus huesos sean trasladados a la Tierra Prometida
Jacob tenía 130 años cuando llegó a Egipto y vivió 17 en esa tierra. Al final de sus días hizo jurar a Jose que trasladaría sus huesos a la Tierra Prometida, lugar donde por fe esperaría la resurrección junto a sus padres Abraham e Isaac.

domingo, 24 de julio de 2011

Génesis capitulo 46



Dios prometió que haría de Jacob una gran nación en la tierra de Egipto. Ahora, ¿cumplió
Dios Su promesa? en Éxodo, capítulo 1, versículo 7: Y los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron,y fueron aumentados y fortalecidos en extremo, y se llenó de ellos la tierra. Hubo una verdadera explosión de la población entre los israelitas en la tierra de Egipto. Ahora, ¿cómo se explica eso? Dios estaba cumpliendo Su promesa a Jacob.La vida de Jacob se puede dividir en tres etapas que coinciden con tres sitios geográficos: la tierra de Harán, la tierra de Canaán, y la tierra de Egipto. Estos no son tan sólo sitios geográficos sino que denotan también tres niveles espirituales, comunes a todos nosotros. Jacob salió de la tierra con sólo su cayado que lo acompañaría el resto de su vida. En primer lugar llega a Harán, y allí es un hombre de Dios que vive según la carne. Ahora, salió corriendo de Harán, huyendo de su suegro y con temor de encontrarse con su hermano Esaú. Luego, tenemos la segunda etapa de su vida en la tierra de Canaán donde tuvo su lucha con un ángel. Es ahora un hombre de Dios que lucha con sus propias fuerzas. Ahora va a Egipto y no necesita caminar o correr, desciende en carros, apoyándose sobre su cayado, y ahora sí camina por fenque José es sobresaliente en esta sección del Génesis, cerciórese usted de anotar las evidencias del hombre espiritual de fe en la vida de Jacob. Jacob llega al fin a ser el tipo de hombre que Dios quería que fuera. Sólo Dios puede hacer este tipo de hombre. Permítanos declararlo de nuevo. La vida de Jacob en Harán representa al hombre de Dios que vive en la carne. La vida de Jacob en la tierra de Canaán representa al hombre de Dios que lucha por sus propias fuerzas. Y la vida de Jacob en Egipto representa al hombre de Dios que ahora sí camina por fe.
Creemos que esto es también verdad en cuanto a muchos de nosotros hoy en día. Hubo aquel
tiempo en nuestras vidas cuando primero conocimos al Evangelio, la Palabra de Dios y
confiamos en Cristo. Luego, vino aquel período de lucha cuando pensamos que nos era posible
vivir nuestra vida espiritual por nuestras propias fuerzas. Tal vez ese período duró años. Luego, vino el tiempo en que crecimos en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
Recuerde que pasaron años antes de que Dios perfeccionara a Jacob. Un diamante no se labra de la noche a la mañana.
Notemos en los versículos 5 al 7, que se nos dice que Jacob descendió a Egipto con todo lo
que tenía. Ahora, ¿por qué, si es que iba solo para una visita? Bueno, porque había hambre en la
tierra. Llevó sus posesiones, sus hijos, y también sus nietos, y creemos que había también
biznietos. Y así llegamos ahora a la lista de todos los que descendieron con él. Es muy
importante, porque esta es la genealogía que conducirá hasta Jesucristo mismo, y que continuará
en el resto de la Biblia.
Los pastores eran abominación para los egipcios. José entonces, aconseja a sus hermanos
que digan a Faraón que son pastores y que crían ganado. En realidad, tenían tanto ganado como
ovejas. Notaremos más adelante que Faraón les dará la tierra de Gosén y les pedirá que cuiden
de sus ovejas, a fin de que los israelitas llegaran a ser los pastores de las ovejas en la tierra de Faraón. Es en realidad maravilloso ver que ahora la familia de Jacob vive en la tierra de Gosén.
Esta será su habitación por mucho tiempo. Más tarde, después de la muerte de José, llegaron a
ser esclavos en la tierra de Egipto, pero Dios estará con ellos a través de todo aquel tiempo.
Llegarán a ser una nación allí, y luego Dios los dirigirá para salir de esa tierra bajo el mando de Moisés.
No hay documento que afirme que Dios se apareciera jamás a José. Sin embargo,
ciertamente vemos la providencia de Dios en la vida de José. Ahora, nos es obvio que José tuvo
que llegar primero a Egipto para preparar el camino, de manera que toda la familia de Jacob
pudiera más tarde descender a la tierra de Egipto.
Y en esta forma, concluimos nuestro estudio del capítulo 46 del libro de Génesis. Y nos
encontramos ahora en el capítulo 47. Los setenta miembros de la familia de Jacob habitaban
ahora en Gosén y José los presenta a Faraón. Debido a la gravedad del hambre, José compra
todos los animales y la tierra de Egipto para Faraón. Y José jura que no enterrará a Jacob en
Egipto. En el capítulo 46 vimos cómo Jacob con toda su familia había llegado a la tierra de
Egipto. José, por medio de una jugada estratégica los trajo a la tierra de Gosén, la tierra más rica
en aquel día. Pero ahora se encuentran en medio de un período de hambre universal, y ninguna
tierra tiene mucho valor al dueño en un tiempo así.
Veremos que hasta aquí este será el mejor capítulo con respecto a la vida de Jacob. Jacob no
se veía tan bueno como primero lo conocimos en la Escritura. El hecho es que realmente no
había vivido la vida de fe, sino hasta cuando llegó a Egipto. Creemos que este capítulo, más que
cualquier otro, revelara esto.
El hambre ha llegado ahora a ser más intensa y mucho peor. Las gentes de todo el mundo
estaban bajo los efectos del hambre, pero Canaán y Egipto son las únicas tierras mencionadas,
porque son las tierras que tienen que ver con el desarrollo de la historia que se nos relata aqui.

viernes, 22 de julio de 2011

Génesis capitulo 45


Génesis 45
Jose se revela ante sus Hermanos

Este capitulo no enseña lo que es un verdadero perdón, y esto es que usted tiene una actitud positiva hacia la ofensa en lugar de una actitud negativa hacia el ofensor, en el perdón se considera al ofensor como un instrumento en la mano de Dios, se consideran las heridas de la ofensa como encontrar el camino hacia Dios, Jose luego de 22 años demuestra el amor por su familia incluyendo a sus hermanos que queriendo hacer mal, hicieron bien, y es así como actúa Dios en nuestras vidas, lo único que el nos pide es que vivamos agradecido con El y con un espíritu de perdón hacia los que nos ofenden, Jose es una prefigura de Jesucristo fue el ejemplo en el antiguo testamento del amor y del perdón dando como preámbulo lo que Jesús iba a enseñarnos con sus palabras y con su testimonio, dando hasta su vida por nosotros en símbolo de amor y perdón.

JOSE Y SU FAMILIA JESUCRISTO Y SU FAMILIA
CUANDO LA CULPA Y LA HUMILDAD SE ADMITIERON, JOSé EN SEGUIDA EXTENDIó EL PERDóN. GEN 44-45 CUANDO CONFESAMOS NUESTRA CULPA Y VENIMOS A CRISTO EN HUMILDAD, EN SEGUIDA, SOMOS PERDONADOS. 1JUA 1:9
JOSé SE HIZO CONOCIDO A SUS HERMANOS EN LA SEGUNDA VENIDA A EGIPTO. HEC 7:13 JESUCRISTO SE HARá CONOCIDO A LOS JUDIOS EN LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO. ZAC 12:10
LOS HERMANOS DE JOSé FUERON MOLESTADOS EN SU PRESENCIA. GEN 45:3 EN LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO, LOS JUDIOS SERáN MOLESTADOS MAGNIFICAMENTE EN LA PRESENCIA DE JESúS. HARá UN GRAN LUTO. ZAC 12:10-11
JOSé INVITA A SUS HERMANOS VENIR CERCA DE EL. GEN 45:4 JESUCRISTO PERONARá A LOS JUDIOS Y LES INVITARá A UNA RELACIóN NUEVA CON ÉL. ZAC 13:9
JOSé EXTENDIó LA GRACIA A SUS HERMANOS. GEN 45:4-5,15 JESUCRISTO EXTENDERá LA GRACIA A LOS JUDIOS EN LA SEGUNDA VENIDA. ZAC 13:1
JOSé FUE REVELADO COMO UN HOMBRE DE LA COMPASIóN. SIETE VECES LLORó. GEN 45:1-2; 42:24; 43:30; 45:15; 46:29; 50:1; 50:15-17 TAMBIéN JESUCRISTO ES UN HOMBRE DE LA COMPASIóN, Y LLORó. MAT 9:36; MAT 14:14; MAR 1:41; LUC 19:41; JUA 11:35
JOSé SE REVELó A SI MISMO A JUDA Y A SUS HERMANOS ANTES QUE FUERA CONOCIDO AL RESTO DE LA FAMILIA. GEN 45:1,19 JESUCRISTO REVELARá A SI MISMO A LA TRIBU DE JUDA POR PRIMERA VEZ EN LA SEGUNDA VENIDA. ZAC 12:7
JOSé LLAMA A ISRAEL (JACOB) Y A TODA SUS FAMILIAS. GEN 45:9 JESUCRISTO REUNIRá A TODOS LOS JUDIOS EN EL REINO DEL MILENIO DESPUéS DE LA SEGUNDA VENIDA. ISA 66:20
JOSé DICE A SUS HERMANOS ACERCA DE LA GRAN PROVISIóN QUE LOS ESPERA. GEN 5:10-11 JESUCRISTO SUMINISTRA TODAS NUESTRAS NECESIDADES Y DERRAMARá UNA PROVISIóN MARAVILLOSA SOBRE LOS JUDIOS EN EL MILENIO. FIL 4:19 ISA 60:16
LOS HERMANOS DE JOSé FUERON DICHO SALIR A PROCLAMAR LA GLORIA DE JOSé. GEN 45:13 IN EL MILENIO, LOS JUDIOS PROCLAMARáN LA GLORIA DEL SEñOR ENTRE LOS GENTILES. ISA 66:19
JOSé DA LA PRUEBA QUE ESTA RECONCILIADO COMPLETAMENTE A SUS HERMANOS. GEN 45:15 ES DIOS (JESUCRISTO) QUE EMPIEZA LA RECONCILIACIóN DEL PECADO PARA NOSOTROS Y PARA LOS JUDIOS. LUC 15:20
EL GOZO DE JOSé FUE COMPARTIDO POR OTRAS PERSONAS. GEN 45:16 LOS áNGELES SE REGOCIJAN CUANDO LOS PECADORES SE ARREPIENTEN Y VIENEN AL SEñOR. LUC 15:10
JOSé DA A SUS HERMANOS UNA ADVERTENCIA. GEN 45:24 JESUCRISTO DA UNA ADVERTENCIA A LOS CREYENTES PARA AMAR A UNO AL OTRO, PARA QUE NINGUNA PERSONA CAIGA LEJOS DE LA RELACIóN NUEVA CON CRISTO. 2TIM 2:24 JUA 13:34-35

jueves, 21 de julio de 2011

Génesis capitulo 44


Génesis 44
La Copa de Jose

La copa de plata de José era un símbolo de su autoridad. Se creía que tenía poderes sobrenaturales, y robarla era un delito muy serio. Tales copas se utilizaban para predecir el futuro. Una persona vertía agua en la copa e interpretaba los reflejos, las ondas y las burbujas. José no necesitó la copa, pues Dios le dijo lo que necesitaba saber acerca del futuro.

El rasgarse las ropas era una expresión de gran tristeza y una manera tradicional de mostrar pena. Los hermanos tenían miedo de que le hubieran hecho daño a Benjamín.

¿Practicaba José la adivinación? Probablemente no, debido a su relación con Dios. Este planteamiento tal vez fue para enfatizar cuán importante era la copa.

Cuando era más joven, Judá no mostró ninguna consideración por su hermano José ni por su padre Jacob. Primero convenció a sus hermanos de que vendieran a José como esclavo (37.27); luego él y sus hermanos mintieron a Jacob en cuanto a lo que le había sucedido a José (37.32). ¡Pero qué cambio se produjo en Judá! Estaba tan preocupado por su padre y su hermano menor, Benjamín, que estaba dispuesto a morir por ellos. Cuando esté a punto de perder toda esperanza en usted mismo y en los demás, recuerde que Dios puede lograr un cambio completo aun en la persona más egoísta.

Por último Judá no soportó más y dio un paso adelante para explicar lo que había sucedido. Esto era riesgoso pues José podría haber mandado que lo mataran. Pero Judá defendió con valor su vida y la de sus hermanos e imploró misericordia. Y ofreció ocupar el lugar de Benjamín. Hay momentos en que debemos guardar silencio, pero hay momentos en que debemos hablar, incluso si esto tiene serias repercusiones. Cuando enfrente una situación que necesita una voz fuerte y una acción valerosa, acuérdese de Judá y hable.

Judá había prometido a Jacob que garantizaría la seguridad del joven Benjamín (43.9). Ahora Judá tenía la oportunidad de guardar su promesa. Convertirse en un esclavo era un destino horrible, pero Judá estaba decidido a mantener su palabra ante su padre. Mostró un gran valor al cumplir su promesa. Aceptar una responsabilidad significa llevarla a cabo con determinación y valor, a pesar del sacrifico personal.
José quería ver si sus hermanos habían cambiado, y puso a prueba la forma en la que se trataban. Judá, el hermano que dio el primer paso en el plan para vender a José (37.27), en esta ocasión dio el primer paso para tomar el castigo que iban a aplicarle a Benjamín para que este pudiera regresar con su padre. Este acto tan valeroso convenció a José de que sus hermanos habían cambiado para bien de una forma dramática.

Génesis capitulo 43


Genesis 43
Los Hermanos de Jose regresan con Benjamin

Jacob y sus hijos no habían tenido alivio en la hambruna de la región. No captaban que el plan de Dios era enviarlos a Egipto para reunirse con José y alimentarse en los almacenes de víveres egipcios. Si usted está orando que Dios le envíe ayuda en su sufrimiento o dificultad y Dios no se la está mandando tan rápidamente como usted quisiera, tal vez lo está guiando a tesoros especiales.

Judá aceptó la responsabilidad de cuidar a Benjamín. No sabía lo que podía significar para él, pero estaba determinado. Al final fueron las palabras conmovedoras de Judá lo que provocó que José se quebrantara y revelara su identidad a sus hermanos (44.18–34). Aceptar y cumplir con las responsabilidades es difícil, pero eso fortalece el carácter y la confianza, y gana el respeto de los demás.

Eran muy valiosos los regalos de bálsamo, miel, especias, mirra, nueces y almendras. Eran artículos que no eran comunes en Egipto y por causa de la hambruna eran aún más difíciles de encontrar.

Cuando los hermanos de José llegaron a su casa encontraron en los sacos de grano el dinero que habían pagado (42.35). Algunos meses más tarde debieron regresar a Egipto por más comida. Jacob ordenó pagar el grano anterior junto con la nueva compra. No trató de aprovecharse de la situación. Se comportó con integridad y pagó lo que compró, independientemente de si tenía que hacerlo o no. Debemos seguir su ejemplo y proteger nuestra integridad. Una reputación de honestidad vale mucho más que el dinero que nos podamos ahorrar al arriesgarla.

¿Cómo fue a parar el dinero en el costal? Lo más probable es que José haya dado instrucciones a su mayordomo de devolverles el dinero y explicarlo como lo hizo. Note que el mayordomo le dio el mérito al Dios de Israel, y no a una divinidad egipcia.
¿Por qué José comió solo? Era lo que dictaba la ley del sistema de castas egipcio. Los egipcios se consideraban altamente inteligentes y refinados. Tenían a los pastores y nómadas por incultos y vulgares. Por ser hebreo, José no podía comer con los egipcios, aunque los superaba en jerarquía. Como extranjeros y pastores, los hermanos de José tenían un rango más bajo que cualquiera de los ciudadanos egipcios, y tenían que comer separados tambien.

Génesis capitulo 42


Génesis 42

¿Por qué el grano era tan valioso en esos días? Como fuente de alimento era universal y se utilizaba casi en cualquier cosa que se comiera. Podía secarse y almacenarse mucho más tiempo que cualquier verdura, productos lácteos o carne. Era tan importante que hasta lo usaban como dinero.

Jacob quería mucho a Benjamín porque era el único hermano verdadero de José y —hasta donde sabía—, era el único hijo sobreviviente de su amada esposa Raquel. Benjamín era el hijo más joven de Jacob y el hijo de su vejez.

José pudo haber revelado su identidad a sus hermanos al momento. Pero el último recuerdo que José tenía de ellos era cuando los miró a la cara con horror en el momento en que los traficantes de esclavos ismaelitas se lo llevaban. ¿Seguían sus hermanos siendo malvados y traicioneros o habían cambiado a través de los años? José decidió ponerlos a prueba.

José recordó los sueños que tuvo en que sus hermanos se inclinaban ante él (37.6–9). ¡Aquellos sueños se estaban cumpliendo! Cuando niño, José se sintió grande en sus sueños. Como hombre, jamás hizo alarde de su posición. No sintió la necesidad de decir «se los dije». Todavía no era tiempo de que revelara su identidad, así que se quedó callado. Algunas veces es mejor quedarnos en silencio, aun cuando quisiéramos tener la última palabra.

José estaba probando a sus hermanos para asegurarse de que no habían sido crueles con Benjamín como lo habían sido con él. Benjamín era su único hermano de padre y madre y quería verlo.
Rubén sí no pudo resistir el decir «ya se los dije». «Se nos demanda su sangre» significa que pensaban que Dios los estaba castigando por lo que habían hecho a José.
Dios mira nuestras actitudes y nuestras reacciones frente a los problemas,Jose siempre tubo una actitud agradable a Dios a pesar de todas las dificultades y pruebas que enfrento, y por esta razón fue bendecido y Dios le muestra que sus sueños se están haciendo realidad.

Génesis capitulo 41



Los sueños del Faraón.

Los magos y los sabios eran comunes en los palacios de los gobernadores antiguos. Entre sus tareas estaba estudiar las artes sagradas y las ciencias, leer las estrellas, interpretar los sueños, predecir el futuro y hacer magia. Tenían poder (véase Éxodo 7.11, 12), pero su poder era satánico. No pudieron interpretar el sueño de Faraón, pero Dios se lo reveló a José.

Nuestras oportunidades más importantes pueden llegar cuando menos las esperamos. Inmediatamente sacaron a José del calabozo y lo arrojaron ante Faraón. ¿Tuvo tiempo de prepararse? Sí y no. No le habían advertido que lo sacarían repentinamente de la prisión ni que el rey lo interrogaría. Sin embargo, José estaba listo casi para cualquier cosa por su correcta relación con Dios. No era el conocimiento que tenía José acerca de los sueños lo que lo ayudó a interpretar su significado. Era el conocimiento de Dios. Prepárese para cuando se le presenten oportunidades aprendiendo más de Dios. Así estará en condiciones de clamar a Él cuando sea necesario.

José le dio todo el mérito a Dios. Nosotros debemos procurar hacer lo mismo. Tomarnos la gloria es robar lo que pertenece a Dios. No se quede callado cuando usted sabe que debe estar dando la gloria y el crédito a Dios.

Después de interpretar el sueño de Faraón, José ofreció al rey un plan de supervivencia para los siguientes catorce años. La única manera de prevenir la hambruna era a través de un plan cuidadoso; sin un plan para combatir el hambre Egipto hubiera dejado de ser poderosa o se hubiera arruinado. A muchos les aburren o se les hacen innecesarios los planes detallados. Pero los creyentes deben reconocer que planear es una responsabilidad, no una opción. José pudo salvar una nación al traducir el plan que Dios tenía para Egipto en acciones prácticas (implementación). También nosotros debemos tomarnos el tiempo para traducir en acciones prácticas el plan que Dios tiene con nosotros.

Faraón reconoció que José era un hombre que poseía el espíritu de Dios. Usted probablemente no tendrá la oportunidad de interpretar sueños para un rey, pero los que lo conocen deben poder ver a Dios en usted, a través de sus palabras amables, actos de misericordia y consejos sabios. Sus parientes, vecinos y compañeros de trabajo ¿lo ven a usted como una persona en la que habita el Espíritu de Dios?

José llegó muy rápidamente a la cima, de las paredes de la prisión al palacio de Faraón. Su entrenamiento para esta importante posición incluyó ser esclavo primero y luego prisionero. En cada ocasión aprendió la importancia de servir a Dios y a los demás. Cualesquiera que sean sus circunstancias, por indeseable que sean, considérelas parte de su programa de entrenamiento para un futuro servicio a Dios.

Quizá Faraón procuraba que José fuera más aceptable a la cultura de Egipto al darle un nombre y una esposa egipcios. Probablemente quería (1) restar importancia al hecho de que José era un pastor nómada, profesión que los egipcios menospreciaban, (2) hacer que el nombre de José fuera más fácil de pronunciar y recordar y (3) demostrar el gran mérito que tenía al darle a la hija de un funcionario egipcio prominente.

José tenía treinta años cuando llegó a gobernador de Egipto. Era de diecisiete años cuando sus hermanos lo vendieron en esclavitud. Por lo tanto, había pasado once años como esclavo y dos en prisión.
El hambre era una catástrofe en los tiempos antiguos, como lo es en muchas partes del mundo hoy día. Se requerían condiciones perfectas para producir buenas cosechas, ya que no había fertilizantes químicos ni pesticidas. Cualquier variación en el balance delicado de la lluvia o los insectos podía hacer que se perdieran las cosechas y hubiera hambre porque la gente confiaba casi exclusivamente en sus propias cosechas. La falta de almacenamiento, refrigeración y transporte convertían una hambruna en una situación desesperada. El hambre para la que José preparó a Egipto fue descrita como «terrible». Sin la intervención de Dios, la nación egipcia se hubiera desmoronado.

domingo, 17 de julio de 2011

Génesis capitulo 40


GENESIS 40

JOSÉ INTERPRETA LOS SUEÑOS
Dios es todo poderoso; Dios lo sabe todo; Dios tiene compasión por las personas; Dios cumple lo que dice

José interpreta los sueños

Un día dos funcionarios del faraón, o sea al rey de Egipto, le ofendieron el jefe de los coperos y el jefe de los panaderos, a causa de ello fueron mandado presos a la misma cárcel donde estaba José. El capitán de la guardia encargó a José que atendiera a estos funcionarios, y ellos pasaron mucho tiempo en la cárcel.
Una noche el copero y el panadero tuvieron cada uno un sueño. Por la mañana, cuando José vino a verlos, los encontró muy preocupados; así que les preguntó: -- ¿Por qué tienen hoy tan mala cara? – Tuvimos un sueño y no hay quien nos explique lo que quiere decir – contestaron ellos.
-- ¿Y acaso no es Dios quien da las interpretaciones? -- preguntó José --. Vamos, cuéntenme lo que soñaron. Entonces el jefe de los coperos le contó su sueño. Y José interpretó que en tres días el faraón revisara su caso y lo pondría de nuevo en su trabajo. Además, José le dijo al funcionario – Cuando esto suceda, acuérdese usted de mí, y por favor háblele de mí a faraón para que me saque de este lugar. ¡Compadézcase de mí! A mí me robaron de la tierra de los hebreos, y no merezco estar en la cárcel porque no he hecho nada malo.
Cuando el jefe de los panaderos vió que José había dado una interpretación favorable, le contó su sueño a José. Pero, la interpretación que Jose le dio al jefe de los panaderos no era favorable. El le dijo que dentro de tres días el faraón revisara su caso y haría que lo cuelguen de un árbol y las aves se comerían su carne.
Al tercer día era el cumpleaños del faraón, y él hizo una gran fiesta para todos sus funcionarios. Delante de sus invitados, el faraón mandó sacar de la cárcel al jefe de los coperos y al jefe de los panaderos. Al copero lo puso de nuevo en su trabajo, y él volvió a darle la copa al faraón, como antes; pero al panadero lo mandó ahorcar, tal como José lo había interpretado. Sin embargo, el copero no volvió a acordarse de José.

Cuando surgió el tema de los sueños, José hizo que todos volvieran la mirada hacia Dios. En vez de aprovecharse de la situación para beneficio propio, se puso a hablar de Dios. Uno de los secretos de tener buen éxito al hablar de Dios es aprovechar las oportunidades para relacionar a Dios con la experiencia de otras personas. Cuando llegue la oportunidad, debemos tener el valor de hablar, como lo hizo José.
Cuando el copero de Faraón se vio libre, se olvidó de José. No sería sino hasta dos años después que José tendría otra oportunidad (41.1). Pero su fe era profunda, y cuando se presentara la siguiente oportunidad, habría de estar listo . Cuando nos sentimos ignorados, despreciados u olvidados, no debe sorprendernos que la gente sea malagradecida. En situaciones como esta, confíe en Dios como lo hizo José. Quizá ya estén llegando a sus puertas nuevas oportunidades.

Génesis capitulo 39


GÉNESIS 39

JOSE Y LA ESPOSA DE POTIFAR

Aquí tenemos el inicio, propiamente dicho, de la historia de José. Es interesante notar que Moisés NO introduce este relato con su frase usual: ‘Estas son las generaciones (u orígenes) de José’ . La ausencia de esta frase es sorprendente, dada la importancia de José en el relato bíblico.

En Gén 37, vemos a un José en grave peligro de crecer como un joven engreído y orgulloso, por ser el hijo favorito de su padre. En este capítulo, vemos como Dios usa los ‘golpes’ de la vida, para corregir esa tendencia en José, y hacer de él una persona humilde, trabajadora, y responsable.

A la vez, hay paralelos muy interesantes entre José y Cristo. José dejó una posición de bienestar y privilegios, y tomó la forma de un siervo (Fil 2:7). A José se le podría llamar, “Emanuel”, porque Dios estaba con él, y le hizo prosperar en todo lo que hacía (Is 53:10b). Al inicio de su estadía en Egipto, José enfrentó una tentación muy grande, pero logró resistir; y salió de la tentación sin cometer pecado. Sin embargo, a pesar de ser un hombre justo, fue acusado de ser un malhechor, y tuvo que pagar por el pecado de otra persona. Estando en la condición de esclavo, se humilló aún más, hasta ser encarcelado (Fil 2:8). Sin embargo, estando en la cárcel, Dios lo levantó, y le dio el cargo más alto en toda la nación, al lado del faraón (Fil 2:9-11).


1. JOSÉ PROSPERA EN LA CASA DE POTIFAR (v.1-6)

Moisés continúa la historia de José, retomando la ilación de Gén 37:36. Los “madianitas” (Gén 37:36) o “ismaelitas” (v.1) lo vendieron a un hombre llamado Potifar, “oficial de Faraón, capitán de la guardia, varón egipcio ”. Obviamente era un hombre importante en Egipto. Sin embargo, la persona importante en esta historia es José, no Potifar. Moisés no nos dice por qué Potifar lo compró. Más allá de cualquier explicación humana, está la mano de Dios, silenciosamente guiando la vida de José para que Sus propósitos se cumplan en su vida.

Aunque José estaba lejos de su familia, Dios estaba con él (v.2). Alejado de su padre, de quien siempre había recibido afecto y aliento, José fácilmente pudo haberse sentido solo, y haber caído en el desánimo. Fue la presencia de Dios en su vida que lo sostuvo – especialmente durante los primeros meses de su estadía en Egipto, cuando habría sufrido bastante, por su condición de esclavo extranjero.

La presencia de Dios no sólo lo sostuvo anímicamente, sino que le ayudó a dedicarse a trabajar. No malgastó su tiempo lamentando la situación en la cual se encontraba, o pensando en el mal trato que había recibido de sus hermanos. Más bien, se dedicó a trabajar, y Dios lo hizo un “varón prospero”. Eso nos enseña que lo que nos hace prosperar, no es dónde vivimos, o qué somos, o qué tenemos, sino la presencia de Dios en nuestras vidas. La prosperidad de José no fue económica, sino integral – prosperó en todo lo que hacía. Había éxito en él; las cosas le salían bien. Tenía buenas ideas; buenos criterios; buenos resultados. Como dice el v.3b, “todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano”. José sirve como un buen ejemplo del ‘hombre justo’, descrito en Sal 1:1-3. Su vida fue un tremendo testimonio ante Potifar (v.3a).

Aunque Potifar era un hombre pagano, y por ende, ‘ciego’ a las cosas espirituales, él pudo ver la manera en que José prosperaba. Dios permitió que él viera eso, no sólo para el bien de José (a quien lo elevó a la posición de mayordomo), sino para su propio bien. La manera en que José prosperaba fue un testimonio del poder del Dios de José. Lo triste es que aunque Potifar pudo ver que Jehová (el Dios de Israel) estaba con José, no mostró interés en conocer a ese Dios; menos quiso dejar sus dioses, para servir a Jehová. Potifar fue egoísta y malagradecido. Estaba contento con las bendiciones que Dios le daba (por medio de José), pero no tuvo interés en conocer al Dios de José, o rendirle culto.

De todos modos, la bendición de Dios sobre la vida y el trabajo de José, aseguró el favor de Potifar; y eso a la vez, alivió la situación de José, como esclavo en Egipto.

A pesar de esta prosperidad, José se mantuvo humilde. Aceptó la situación en la cual se encontraba, y “le servía” a Potifar (v.4a). Esta expresión señala un privilegio para José. Potifar era un hombre de gran importancia en Egipto. Que José sea llamado para atenderlo personalmente (que es lo que el verbo parece indicar), sería considerado un alto honor. Eso nos hace pensar en otro joven (Daniel), quien también fue llevado a la fuerza lejos de su hogar, y terminó como siervo de un gran hombre (Dan 1).

Tal como Daniel prosperó en la corte de Nabucodonosor, José prosperó en la casa de Potifar. Potifar lo hizo “mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía” (v.4). Eso significa que José fue elevado a la posición de administrador. Siendo fiel en lo poco, Potifar lo puso sobre todo (Mat 25:21). Como “mayordomo”, José tenía bajo su cargo toda la casa de Potifar, incluyendo sus bienes y demás esclavos. Tal fue la confianza de Potifar, que “dejó todo lo que tenía en mano de José, y con él no se preocupaba de cosa alguna sino del pan que comía” (v.6a).

Un comentarista observa que José difícilmente pudo haber logrado el puesto de mayordomo si no sabía leer y escribir en el idioma de Egipto. Eso indica que entre las diversas maneras que Dios prosperó a José, una fue en su inteligencia y estudio. Evidentemente, aprovechó sus momentos libres para mejorar su nivel educativo.

NOTA: Dios ya estaba preparando a José para la gran tarea que iba a cumplir más adelante, de ser primer ministro de toda la nación de Egipto. La experiencia que ganó en esta etapa de su vida, le sirvió después. Dios es sabio en todo lo que dispone en la vida de Sus siervos.

Dios honró, tanto la confianza de Potifar, como la fidelidad de José. Por eso, “desde cuando le dio el cargo de su casa y de todo lo que tenía, Jehová bendijo la casa del egipcio a causa de José” (v.5a). Y esa bendición se extendió a todo lo que Potifar tenía (v.5b). Potifar disfrutó la misma experiencia que Labán (Gén 30:27). Tanto José como Jacob fueron de bendición para hombres paganos, porque Dios estaba con ellos. En la prosperidad de la casa de Potifar, vemos un cumplimiento más de la promesa de Dios hecha a Abraham, en Gén 12:3, “Bendeciré a los que te bendijeren”.

La ‘prosperidad’ de José se extendió hasta su fisionomía, porque Moisés declara: “Y era José de hermoso semblante y bella presencia” (v.6b). En esto, José fue un fiel retrato de su madre, Raquel (Gén 29:17). Sin embargo, como veremos a continuación, ser muy apuesto no siempre es bueno. En este caso, lo expuso a José a un problema muy serio. Una de las estrategias de Satanás es convertir los dones de Dios en trampas mortales. Por eso, debemos pedir a Dios que nos guarde por Su Espíritu, para que podamos hacer buen uso de los dones que Él nos da, y que éstos no lleguen a ser un pie de tropiezo – ni para nosotros, ni para otros.


La clave de toda esta prosperidad era que “Jehová estaba con José” (v.2a). Aunque había sido arrancado de la casa de su padre terrenal, mantenía comunión con su Padre Celestial. Aunque estaba en la casa de un idólatra, José seguía adorando al Dios verdadero. Esta es la razón por la gran diferencia entre la historia de José y la de Judá (Gén 38). En términos del Nuevo Testamento, José estaba ‘permaneciendo en Dios’, y por consiguiente, llevaba mucho fruto (Juan 15:5).


2. JOSÉ ES ASEDIADO POR LA ESPOSA DE POTIFAR (v.7-12)

Todo marchaba bien hasta que la esposa de Potifar “puso sus ojos en José, y dijo: ‘Duerme conmigo’” (v.7). La referencia a los ojos de la mujer, nos enseña que no sólo los varones tienen que tener cuidado con su mirada, sino las damas también. Como dijo Calvino: “Los ojos son como antorchas que encienden la lascivia del corazón”.

No sabemos exactamente qué fue lo que la atrajo a José. Pudo haber sido su apariencia física (su “hermoso semblante y bella presencia”, v.6b), o su carácter; o la combinación de las dos cosas. Pero sea lo que fuera, la atracción que la esposa de Potifar sintió por José la llevó a querer seducirlo.


¿Qué había detrás de esta seducción? Por un lado, podría ser que Potifar tenía parte de la culpa, por no haber atendido bien a su esposa. Quizá ella se sentía sola, no amada. Pero, por otro lado, la manera en que ella actuó demuestra una falta total de pudor, por no decir vergüenza. No esperó que José se interesara en ella, sino que ella se lanzó a José. Se dejó llevar totalmente por su pasión sexual, y no se detuvo a considerar lo que José sentía o pensaba. Ante el primer rechazo (v.8), ella debió haber desistido. Sin embargo, no lo hizo. Ella quería a José, y estaba determinada a tenerlo. Era nada más que codicia sexual.

Para José, la tentación fue fuerte (probablemente). Era soltero; tenía unos veinte años; y la mujer que le asediaba era nada menos que la dueña de la casa donde trabajaba, y a quien veía constantemente. Si hubiera tenido ambiciones personales de obtener riquezas o bienes materiales, o si hubiera querido tener una vida de deleite carnal, el camino estaba abierto para él. Sin embargo, José fue firme en su respuesta (v.8).

Al decir, ‘no’, a la esposa de Potifar, José sabría que lo más probable era que iba a despertar en ella rencor y un tremendo malestar. Para él, era un gran riesgo negarle a la dueña de casa lo que pedía.

Sin embargo, José dio cinco razones por no acostarse con la mujer:

i. Sería una traición a la confianza que Potifar depositó en José (v.8).
ii. Sería un acto de mal agradecimiento, a la luz del privilegio que Potifar le había concedido (v.9a).
iii. Sería un acto contra naturaleza – “tú eres su mujer” (v.9b).
iv. Sería un pecado muy grave (“este gran mal”, v.9b).
v. Sería un pecado contra Dios (v.9c).

José tenía las cosas muy claras en su mente; y fue esa claridad mental que le ayudó a resistir la tentación. No sólo eso, sino que al hablar de esta manera, José estaba ayudando a la esposa de Potifar a reflexionar sobre lo que estaba proponiendo. El comportamiento de José nos enseña la importancia de la mente en la vida cristiana. Demasiados creyentes son gobernados por sus emociones e impulsos. Lo que debemos aprender a hacer es dejarnos guiar por nuestra mente. ¡Debemos pensar y reflexionar, antes de actuar! Eso nos salvaría de muchas tentaciones.

Lamentablemente, la mujer no tenía el mismo criterio que José. Ella estaba bajo el control de sus impulsos. Día tras día fastidiaba a José (v.10), y él tuvo que aprender a evitarla lo más posible. Sin embargo, un día, cumpliendo sus deberes, entró en la casa, y la esposa de Potifar “lo asió por su ropa, diciendo: ‘Duerme conmigo’” (v.12a). Lo único que le quedaba a José era dejar todo y huir (v.12b).

Aunque no había leído lo que Pablo le escribió a Timoteo siglos después (2 Tim 2:22), José había aprendido la importancia de no jugar con el pecado, sino huir de las tentaciones. Eso fue lo que hizo, saliendo de la casa, y dejando su ropa en las manos de la mujer de Potifar (v.12).


LECCIONES: Cuando las cosas marchan bien, Satanás se encarga de atacarnos; especialmente cuando estamos glorificando a Dios en nuestro trabajo. Satanás es capaz de usar muchas personas o cosas para tentarnos – aun la misma bendición de Dios. Él también conoce nuestros puntos débiles, o usa los puntos débiles de otras personas. Hay que mantener una vigilancia constante (1 Ped 5:8). También hay que tener una disposición firme de resistir la tentación, y decir NO a las insinuaciones de Satanás. “El precio de la paz (con Dios y con nuestra conciencia) es la vigilancia constante”.


3. JOSÉ ES ACUSADO INJUSTAMENTE DE VIOLACIÓN (v.13-20)

En inglés hay un refrán que dice, “El infierno no tiene tanta furia como una mujer rechazada”. Eso se cumplió en la esposa de Potifar. Viendo que José la había rechazado por enésima vez (v.10a), y teniendo su ropa en la mano (v.13), ella decidió vengarse de él. Al hacerlo, puso en claro que lo único que sentía por él era pasión sexual; no había nada de amor verdadero.

La venganza tomó la forma de una acusación de violación. Lo hizo delante de los demás sirvientes (v.14a), diciendo (de José): “Vino él a mi para dormir conmigo, y yo di grandes voces” (v.14b). El buen comportamiento de José fue usado en su contra: “dejó junto a mí su ropa y huyó y salió” (v.15).

NOTA: ¡Cuán sutil es Satanás! Es capaz de tergiversar las cosas buenas que hacemos, y volverlas en contra de nosotros. Eso indica cuánto cuidado hay que tener. Día tras día debemos pedirle a Dios que nos proteja del maligno.

Habiendo hecho la acusación, la esposa de Potifar guardó la ropa como supuesta evidencia en contra de José, esperando el retorno de su esposo (v.16). Cuando éste llegó, ella le contó las mismas mentiras (v.17-18). Lamentablemente, Potifar creyó a su esposa, y se encendió su ira contra José (v.19). Esto es muy triste. Muestra cuan poco Potifar conocía a su esposa, y cuan pronto estaba para prestar atención a una acusación como esta, contra un hombre de quien había recibido muchos beneficios y evidencias de fidelidad.

Pero, hay que reconocer que Potifar estaba en una situación difícil. No podía simplemente rechazar la acusación de su esposa, porque eso la pondría en una situación muy delicada ante la servidumbre, quienes habían escuchado la acusación que hizo contra José.

Lo que Potifar debió haber hecho era conversar con José, y postergar una decisión; o al menos, sacarlo de la casa, y dejar que los ánimos de todos se calmaran. Lamentablemente, lo que hizo fue dejarse llevar por su ira (v.19b), y enviar José a la cárcel (v.20a). Lo bueno fue que no lo condenó inmediatamente a la pena de muerte. Una acusación como la que se hizo contra José, de intentar violar a la esposa del amo, era algo muy serio para un esclavo. ¿Por qué Potifar no lo mandó matar? Quizá se debió a que, a pesar de su ira, reflexionó sobre la acusación de su esposa, y se dio cuenta que no era del todo creíble. José había sido su hombre de confianza, y era difícil creer que él pudo haber intentado violar a su esposa. De todos modos, Dios estaba en control de la situación, y no iba a permitir que se le quitara la vida a José.

La cárcel a donde José fue enviado no era cualquier cárcel, sino la cárcel “donde estaban los presos del rey” (v.20b). En realidad, parece haber sido la cárcel sobre la cual Potifar mismo tenía autoridad, como “capitán de la guardia” (ver Gén 40:3, y comparar Gén 39:1) . Este detalle evidencia la mano de Dios obrando, preparando el camino para la liberación final de José, y su elevación al puesto de primer ministro sobre todo Egipto.

De todos modos, la acusación de la mujer de Potifar, y particularmente la acción de Potifar, constituyó una tremenda prueba para la fe de José. Él había actuado conforme a la Palabra de Dios. Quería honrar a Dios y también a Potifar. Sin embargo, el resultado fue que terminó en la cárcel. Fácilmente José pudo haber dicho, “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” Pero, aunque José no lo podía ver ni entender, Dios seguía guiando sus pasos, preparando el camino para el verdadero destino de José. Lo único que José tenía que hacer era esperar, hasta ver lo que Dios iba a hacer.

LECCIÓN: La historia de José nos muestra la importancia de mantener la calma, en medio de las luchas y de las dificultades de la vida, confiando que aunque no lo podemos entender todavía, Dios está obrando Su perfecta voluntad. Aunque Satanás motivó a la esposa de Potifar a tratar de seducir a José, Dios estaba un paso adelante de Satanás; y el encarcelamiento de José lo colocó en precisamente el lugar donde debía estar, para luego ser llevado ante el faraón.


4. JOSÉ PROSPERA EN LA CÁRCEL (v.21-23)

Aunque José fue tratado injustamente por Potifar y su esposa, Dios seguía con él (v.21a). Aun en la cárcel, Dios estaba con José; y la grandeza de José se pudo notar en medio de su peor sufrimiento – al igual que ocurrió con Jesús en la cruz (Lucas 23:47; Mateo 27:54). Contando con la presencia de Dios en su vida, la bendición divina no tardó en manifestarse. Dios le concedió “gracia en los ojos del jefe de la cárcel” (v.21b).

¡Cómo se repite la historia! Antes, cuando Potifar vio la manera en que Dios le hacía prosperar, él puso a José sobre toda su casa. Ahora, el jefe de la cárcel, viendo su buen testimonio, “entregó en mano de José el cuidado de todos los presos que había en aquella prisión” (v.22b). Como resultado, “todo lo que se hacía allí, él lo hacía” (v.22c). José pasó de ser mayordomo de una casa privada, a ser mayordomo de una cárcel; y no cualquier cárcel, sino la cárcel particular del rey – reservada para los prisioneros reales. Como leemos en Rom 8:28, para los que aman a Dios, todo ayuda para bien. Cuando somos fieles al Señor, prosperamos en todo lo que hacemos (Sal 1:3).

Cuando Potifar puso a José a cargo de su casa, nos dice la Escritura que él no tuvo que preocuparse de nada (v.6). Lo mismo ocurrió ahora con el jefe de la cárcel (v.23a). Él no tenía que hacer nada, porque José lo hacía todo; y todo lo que José hacía, Dios lo prosperaba (v.23b).

NOTA: Aunque José fue puesto a cargo de la prisión, no procuró ser liberado de ella. Aceptó su encarcelamiento como la voluntad de Dios para su vida, y esperó ser librado por Dios mismo, no por sus esfuerzos humanos.


Conclusión

Este capítulo pone en claro lo que la gracia de Dios puede hacer en la vida de un hombre sometido a Dios. Primero, la gracia de Dios lo elevó a José a ser mayordomo de la casa de Potifar. Luego, la gracia de Dios lo hizo más que victorioso sobre la tentación. Finalmente, la gracia de Dios lo colocó sobre la administración de la cárcel del faraón. Concluimos, con las palabras de Pablo, “cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia” (Rom 5:20). La vida de José es una gran confirmación de ello.

viernes, 15 de julio de 2011

Génesis capitulo 38


GÉNESIS 38


JUDA Y TAMAR

Antes de seguir narrando la historia de José (Gén 37:36 y 39:1), Moisés hace un alto, para contar la historia de otro hijo de Jacob – Judá. El propósito de este narrativo es triple:

i. Mostrar lo que estaba pasando en Canaán mientras José estaba en Egipto.

ii. Presentar el mal comportamiento de Judá, para resaltar el buen comportamiento de José, en el siguiente capítulo.

iii. Ilustrar el peligro que corría la familia de Jacob en Canaán (por la corrupción moral en la cual estaban cayendo los hijos de Jacob), que hacía necesario su traslado a Egipto.

El último punto nos hace recordar que Dios hace todas las cosas para bien. La hambruna que sobrevino la tierra (incluyendo a Canaán), y que causó muchos problemas a Jacob y a su familia, fue enviada por Dios para salvar a Israel de la contaminación espiritual de Canaán. Este detalle nos enseña a confiar en Dios, en medio de circunstancias difíciles, sabiendo que Él siempre obra para el bien de Su pueblo, y para el cumplimiento de Sus propósitos de salvación en la tierra.

El contraste entre Judá (Gén 38) y José (Gén 39) es muy claro. Lo paradójico es que aunque José estaba lejos de su casa, en Egipto, Dios estaba con él (Gén 39:1); mientras que Judá, estando mucho más cerca de su padre, Jacob, no disfrutaba la presencia de Dios o Su bendición.

El nombre, ‘Judá, significa “alabaré a Jehová” (Gén 29:35); sin embargo, Judá no hacía honor a su nombre. Su vida no glorificaba a Dios. La historia que Moisés narra en este capítulo es bastante sórdida. El narrativo pone en claro dos peligros:

- el peligro de una mala formación (por parte de Jacob). Aunque Jacob conocía a Dios, no transmitió buenos valores morales a sus hijos.

- el peligro de la corrupción moral en la tierra de Canaán. La familia de Jacob (con la excepción de José), lejos de ser ‘sal’ y ‘luz’, se estaban corrompiendo por la inmoralidad que prevalecía en Canaán.

Veamos lo que pasó en este capítulo, y saquemos algunas lecciones espirituales del relato.





1. EL MATRIMONIO DE JUDÁ (v.1-5)

El matrimonio es una de las instituciones fundamentales de la sociedad humana. Tiene un potencial incalculable, para bien o para mal; para dar felicidad, o para generar tristeza. Por consiguiente, la decisión de casarse debe tomarse con sumo cuidado. Judá no tomó eso en cuenta. El se casó apresuradamente, sin pensarlo bien. Eso queda claro, por dos detalles que vemos en el texto:


a. Judá Se Casó Lejos de Casa (v.1)

Por el tiempo que José fue vendido como esclavo y llevado a Egipto, Judá se fue de casa (“se apartó de sus hermanos”, v.1b). Moisés no nos dice por qué lo hizo. Es posible que su conciencia le estaba remordiendo, por haber sido el que sugirió la venta de su hermano José (Gén 37:26). O podría ser simplemente la consecuencia de su trabajo (pastor de ovejas), que lo llevó lejos de su casa; ver Gén 34:5b y 37:12. De todos modos, lo que sabemos es que Judá se fue a vivir con un hombre llamado Hira, “un varón adulamita” (v.1c).

Adulam era un pueblo al suroeste de la tierra de Canaán (ver un mapa bíblico). Era




un buen lugar para criar ovejas (ver foto de la región de Adulam), pero no un buen lugar para buscar una esposa. Quizá Jacob no era el mejor de los padres, y los hermanos de Judá no eran totalmente buenos. Pero estar con ellos hubiera sido mucho mejor que acercarse a los cananeos. Hira podía darle alojamiento y trabajo; pero no era capaz de orientarlo bien en cuanto a la pareja con quien casarse.

b. Se Casó con una Mujer que no Temía a Dios (v.2)

Estando lejos de casa, Judá se sentía solo, y tomó la decisión de casarse. El problema es que se casó con una mujer cananea , que no temía a Dios. Judá sabía que su tío, Esaú, se había casado con mujeres cananeas, y que mereció la desaprobación de Dios y de sus padres por ello (Gén 26:34-35; 28:6-8). Es más, su propio padre había ido lejos de Canaán para evitar casarse con una mujer cananea (Gén 27:46 – 28:1). Sin embargo, Judá hizo caso omiso de todo ello, y decidió casarse con una mujer de Canaán.

LECCIÓN: Cuando actuamos de ese modo, tomando decisiones importantes en forma caprichosa, y siguiendo nuestros impulsos humanos, sin buscar la voluntad de Dios, acarreamos problemas y peligros.

No sabemos nada de esta mujer, aparte del nombre de su padre (“Súa”), y el hecho que ella tuvo tres hijos: Er, Onán y Sela (v.3-5).


2. LA REALIDAD DE LA JUSTICIA DE DIOS (v.6-10)

Cuando ya era de edad, Judá tomó una esposa para su hijo mayor, Er (v.6). El nombre de la mujer era Tamar. Pero, como Er fue un hombre malvado, la justicia de Dios cayó sobre él, y murió (v.7) . Moisés no nos dice lo que Judá sintió, cuando murió su hijo primogénito, pero evidentemente tuvo que haber sido un golpe muy fuerte para él. Por medio de la muerte de su hijo, Dios estaba alertando a Judá de las consecuencias de sus malos caminos. Judá NO estaba experimentando la bendición de Dios, porque Dios no estaba con él. ¡Qué contraste con José en Egipto (Gén 39:2)!

Luego de la muerte de Er, Judá ordenó a su segundo hijo, Onán, casarse con Tamar (v.8). No sabemos por qué lo hizo. La ley aun no había sido dada (Deut 25:5-6). Quizá Judá ordenó a su hijo hacer esto porque era lo que se acostumbraba hacer en ese tiempo. Pero Onán, cada vez que tuvo relaciones sexuales con Tamar, optó por derramar su semen fuera del cuerpo de la mujer (v.9). ¿Por qué lo hizo? Porque no quería “dar descendencia a su hermano” (v.9b). De haber tenido un hijo con Tamar, dicho hijo sería reconocido como el primogénito. Onán ambicionaba el derecho de la primogenitura para sí mismo; por eso no quiso tener un hijo con Tamar.

Uno pensaría que estando con la viuda de su hermano, Er, cuya vida fue recientemente quitada por Dios, Onán tendría más cuidado en su comportamiento. Al parecer, no tomó la muerte de su hermano como un castigo de Dios, y procedió a cometer pecado él mismo. El pecado de Onán fue un pecado contra su padre (quien lo mandó casarse con Tamar precisamente para tener hijos), contra Tamar (porque le estaba negando su derecho de tener un hijo), y contra Dios (por ser una expresión de egoísmo). En consecuencia, Dios le quitó la vida a él también (v.10). Fue un segundo momento amargo para Judá. También lo fue para la esposa de Judá, quien sufrió la pérdida de sus dos primeros hijos. Judá y su esposa pagaron un precio alto por un matrimonio que no se debió haber dado.


3. EL PECADO CONCIBE PECADO (v.11-23)

Habiendo sufrido la muerte de sus dos primeros hijos, Judá no quiso arriesgar la vida del tercero – el único que le quedaba. Por eso le dijo a Tamar que volviera a la casa de su padre, hasta que Sela hubiera crecido (v.11a). Sin embargo, Judá no tenía la menor intención de darle en matrimonio a Tamar (v.11b).
Es interesante notar la actitud de Judá, en el v.11. ¡Atribuyó la muerte de sus dos hijos a Tamar! Pero en realidad, Tamar, a pesar de ser una mujer cananea, era mucho más inocente que los dos hijos de Judá. Los malos fueron Er y Onán; no Tamar. Pero Judá no quiso reconocer eso, mostrando la ceguera moral y espiritual que produce el pecado.

Con el paso del tiempo, la esposa de Judá murió (v.12a). Luego de hacer duelo por ella, Judá fue a Timnat, para trasquilar las ovejas, acompañado por su amigo, Hira (v.12b). Al escuchar de ello (v.13), Tamar, cambió su ropa de viuda, y se sentó al lado del camino, por donde iba a pasar Judá, pretendiendo ser una ramera (v.14). Ella conocía bien a su suegro; sabía lo que él iba a hacer, al verla. ¡Qué pésimo testimonio tenía Judá!

NOTA: El tiempo de trasquilar ovejas es generalmente un tiempo de fiesta y alegría en el campo. Eso se presta para actos indebidos, y el desenfreno de la ‘carne’. Al parecer, Judá cayó en esa trampa.

Cuando la vio, Judá no la reconoció; pensó que era una prostituta (v.15a). Pero se comportó tal como Tamar esperaba - pidió acostarse con ella, sexualmente (v.16). Judá, como muchos varones, fue atrapado por sus ojos (Mat 5:29). Su pecado se agrava cuando consideramos que en los v.21 y 22, la palabra “ramera” es la traducción de la palabra ‘quedash’, que realmente significa ‘una mujer santa’. Es la palabra que se usa para una prostituta sagrada; es decir, una mujer que se prostituía como parte del culto a un dios o a una diosa pagana. Se supone que la forma en que Tamar estaba vestida dio a entender eso; así que, al acostarse con ella, Judá no solo estaba cometiendo un pecado sexual, sino que estaba participando en la idolatría cananea. ¡Uno se pregunta por qué Dios no lo mató a él también!

De todos modos, como no tenía nada con que pagarle a Tamar en ese momento, le dio tres prendas: su “sello” (quizá en la forma de un anillo), su “cordón” (¿un brazalete?), y su “báculo” o bastón (v.18).

Luego de sostener relaciones sexuales, se separaron; ambos yendo por su propio camino (v.19). Pero Tamar quedó embarazada (v.18b). Cuando Judá envió el cabrito como pago, descubrió que Tamar se había ido (v.20). Es interesante notar que la persona que llevó el pago fue su amigo, Hira, el adulamita. Al no hallar a Tamar (v.21-22), Judá decidió desistir de la búsqueda, para no pasar mayor vergüenza (v.23).

4. EL PELIGRO DE JUZGAR A OTROS (v. 24-26)

La segunda parte del plan de Tamar entró en marcha cuando se descubrió que ella estaba embarazada. Ella no sólo sabía que Judá era capaz de inmoralidad sexual (al acostarse con una prostituta), sino que era capaz de juzgar a otros por el mismo pecado. Cuando Judá se enteró que Tamar estaba embarazada, inmediatamente ordenó la muerte de su nuera: “Sacadla, y que sea quemada” (v.24b). ¿Por qué fue tan drástico? Al parecer, consideraba que Tamar estaba comprometida con su tercer hijo, Sela, y que por ende no tenía la libertad para sostener relaciones sexuales con otro hombre. Judá no tuvo nada de compasión; ni siquiera se preocupó por cerciorarse bien de lo que había sucedido. Simplemente la condenó.

Pero al reaccionar de esa manera, Judá cayó en la trampa que Tamar le había tendido. Cuando la sacaban para matarla, Tamar indicó que el padre del bebé que llevaba en su vientre era el dueño de las tres prendas (v.25). Al darse cuenta de lo sucedido, Judá se humilló, y por fin reconoció su pecado. Dijo, “Más justa es ella que yo” (v.26a), confesó.

LECCIÓN: Cuánto cuidado debemos tener de no juzgar a otros por los pecados que nosotros mismos cometemos. El Señor odia esa clase de hipocresía (Mat 7:1-5; Rom 2:1).


5. LA GRACIA DE DIOS TRIUNFA SOBRE EL PECADO (v.27-29)

La historia triste de Judá y Tamar hubiera concluido allí si no fuera por la gracia de Dios. Cuando llegó el tiempo de dar a luz, se encontró que había gemelos en su vientre (v.27). El parto fue extraño (v.28-30), y dio lugar a los nombres de los dos hijos: Fares y Zara.

Aunque Judá nunca más tuvo relaciones sexuales con Tamar (v.26b), asumió responsabilidad por sus dos hijos. Sabemos eso, porque cuando Judá se fue a vivir a Egipto (con toda la familia de Jacob), llevó no sólo a su hijo Sela, sino también a los dos hijos de Tamar (ver Gén 46:12).

La gracia de Dios se manifestó, no sólo en que estos dos hijos de Tamar llegaron a integrar el pueblo de Dios, sino que uno de ellos (Fares) vino a ser el ancestro de David, el rey de Israel (Rut 4:18-22). Como si eso fuese poco, Fares también fue uno de los ancestros del Mesías, el gran Hijo de David. Por eso, Tamar figura en la genealogía de Jesús (Mat 1:3) . ¡Cuán extraña es la gracia de Dios! Ella obra en medio de las historias más sórdidas, sacando bien del mal, para la gloria de Dios. Eso nos da esperanza, porque todos sabemos algo del poder del pecado en nuestras vidas. Si no fuese por la gracia de Dios, perderíamos toda esperanza.


Conclusión

¿Por qué se detiene Moisés a narrar esta historia, entre los eventos relacionados con la venta de José (Gé 37) y su experiencia en la casa de Potifar (Gén 39)? En primer lugar, para darnos otro ejemplo de la mala formación de los hijos de Jacob. Estos ejemplos deben alertar a todo padre cristiano del cuidado que necesita tener al criar a sus hijos. No debe confiar que, siendo creyente, sus hijos saldrán bien, automáticamente. Si un padre (aun siendo creyente) no invierte tiempo en sus hijos, ellos pueden resultar muy malas personas.

En segundo lugar, esta historia muestra como la gracia de Dios puede superar el pecado. Como dijera Pablo, “cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia” (Rom 5:20b). Tamar fue una mujer pagana. Judá la trató muy mal, y al final resultó embarazada por él (siendo su suegro). Sin embargo, a pesar de esta situación de pecado, Dios obró Su perfecto plan. Tamar no sólo fue uno de los antepasados de David (Mat 1:3-6), sino que de ella vino el Mesías (Mat 1:3-16). En ella, por la gracia de Dios, fueron bendecidas todas las naciones de la tierra. Esto no justifica o exonera el mal comportamiento de Judá; simplemente engrandece la gracia y el poder de Dios.

jueves, 14 de julio de 2011

Génesis capitulo 37


JOSE Y SU TUNICA DE COLORES

El capítulo comienza con un resumen de la vida de Jacob: “Habitó Jacob en la tierra donde había morado su padre…” (v.1). Aunque el verbo, “había morado”, da a entender que Isaac ya no vivía, sabemos que eso no es cierto (ver el estudio de Gén 35:27-29, y la nota cronológica al final de ese estudio). Por muchos años, Jacob vivió con su padre, en la cercanía de Hebrón (ver Gén 35:27 y 37:14b). Ese fue el lugar donde José creció.


1. LA CRIANZA DE JOSÉ (v. 2-4)

José fue el hijo mayor de Rebeca, la esposa preferida de Jacob. Él nació cuando Jacob ya era viejo (v.3); es decir, cuando tuvo unos 60 años de edad. Por algunos años, José gozó el amor de su madre. Lamentablemente, siendo aun pequeño, su madre murió dando a luz a Benjamín. A partir de esa fecha, la crianza de José habría estado a cargo de Jacob, con la ayuda de una de las otras mujeres – probablemente Bilha, la sierva de Raquel.

A los diecisiete años de edad, la vida de José ya estaba establecida. Moisés destaca cuatro características de su vida:


a. Era Pastor de Ovejas (v.2a)

Como otros grandes siervos de Dios (por ejemplo, Moisés y David), parte de la formación de José fue aprender a cuidar las ovejas. No lo hacía solo, sin con sus hermanos. Cada uno tenía algún trabajo que hacer. José, desde joven, aprendió a trabajar y a ser responsable.

NOTA: El texto indica que José “estaba con los hijos de Bilha y con los hijos de Zilpa”; ellos eran Dan y Naftalí, Gad y Aser. Pero, ¿por qué no menciona los hijos de Lea? Quizá porque ellos eran mayores (ver Gén 29:31-35), y por ende, ya casados e independientes.


b. Informaba a Jacob del Mal Comportamiento de Sus Hermanos (v.2b)

Las Escrituras nos dicen que José le contaba a su padre de las andanzas de sus hermanos (“informaba José a su padre la mala fama de ellos”). El verbo en hebreo (‘dibba’) significa ‘hablar mal de’, con el fin de ‘desacreditar’. Eso fue lo que los espías hicieron, cuando volvieron de reconocer la tierra de Canaán (Núm 13:32; 14:36-37). Lo que Moisés da a entender, entonces, es que José ‘chismeaba’ o ‘calumniaba’ (Sal 31:13) a sus hermanos.
¿Qué podemos decir al respecto? ¿Hizo bien José al informar a su padre de las malas acciones de sus hermanos? Por un lado, sabemos que los hijos de Jacob no eran precisamente unos santos. Dos hijos (Simeón y Leví) fueron responsables por la masacre de una ciudad (Gén 34); otro hijo (Rubén) cometió incesto (Gén 35:22); y un cuarto hijo (Judá) tuvo relaciones sexuales con su nuera, dejándola embarazada (Gén 38:13-26). ¡Qué otras cosas no habrán hecho los hijos de Jacob, en su juventud! Todo eso le informaba José a Jacob.

Podríamos pensar que era importante para Jacob, como padre, saber lo que sus hijos hacían – aunque no leemos que él hizo buen uso de esa información, corrigiendo y formando bien a sus hijos. Pero la pregunta importante es, ¿cuál fue la motivación de José al informar a su padre de las cosas malas que hacían sus medio hermanos? El texto no nos dice, y sería peligroso especular. Lo que sí podemos decir, es que al llevar esos malos informes a su padre, José actuó neciamente. Como dice Prov 10:18, “el que propaga calumnia (‘dibba’) es un necio”. Fue necio, porque no cambió el comportamiento de sus hermanos; y fue necio, porque provocó en ellos una tremenda ira contra José.

Sin embargo, como veremos a continuación, Dios permitió todo esto, para cumplir Sus propósitos – que incluían no sólo la formación del carácter de José, sino la salvación de toda la familia de Jacob, la transformación de sus hermanos, y la formación de la nación de Israel. Como José mismo lo expresó a sus hermanos, años después (acerca del mal comportamiento de ellos, al venderlo a los madianitas), lo que el hombre hace para mal, Dios lo encamina para bien (Gén 50:20).

De todos modos, aunque Dios obró para bien, la acción de José de calumniar a sus hermanos, no fue buena, y debemos aprender a no hacer lo mismo nosotros. Hablar constantemente mal de otras personas, revelando todas sus faltas, errores y malas acciones, no muestra un buen corazón. Debemos, más bien, hablar con ellos directamente, intentando corregir sus errores en privado, y luego orando por ellos, pidiendo a Dios que los ayude a cambiar. José no hizo nada de eso (al parecer); era aún muy inmaduro – tenía mucho que aprender, para llegar a ser un siervo útil para Dios.


c. Era el Hijo Favorito de Jacob (v.3)

En estos años, José no era el único culpable de mal comportamiento; su padre Jacob no ayudó. Él mostró una gran preferencia por su hijo José: “Amaba Israel a José más que a todos sus hijos” (v.3a). La razón fue “porque lo había tenido en su vejez” (v.3b). No era simplemente porque José fue el hijo de Raquel, la esposa preferida de Jacob – como muchos piensan. El afecto especial de Jacob por José fue porque nació cuando José ya tenía unos 60 años. Lo amó como un hombre ama a su nieto.

NOTA: En realidad, Benjamín fue el hijo menor de Jacob. ¿Por qué no le favoreció a él? Podría ser que cuando él nació, Jacob ya favorecía a José. Benjamín le hizo recordar la muerte de su querida esposa. Sin embargo, cuando Jacob pensó que José había muerto, comenzó a mostrar favoritismo a Benjamín (Gén 42:4, 48; 43:6; 44:20-22, 27-31).

Una de las expresiones de ese amor fue el regalo que Jacob le hizo a José de una túnica elegante (v.3c). Aunque la RV (como muchas otras versiones) traduce la palabra hebrea, ‘pac’, “diversos colores”, el término en el idioma original significa ‘palma’, y apunta a algo ‘extenso’. La túnica que Jacob le regaló a José no fue de muchos colores (necesariamente), sino de manga larga, o quizá una túnica que se extendía hasta los pies. Algunos comentaristas indican que una túnica de esas características era lo que se le daba al hijo mayor, indicando su importancia como heredero principal. Sabemos que luego del incesto cometido por Rubén, el hijo mayor, Jacob perdió su confianza en él (ver Gén 49:3-4). Años después, cuando estaba por morir, Jacob le indicó a José que él ocuparía el lugar del hijo mayor, recibiendo una doble bendición (Gén 48:5-16, 22).

Aun si ése no fuera el significado de la túnica de manga larga, indudablemente fue una vestimenta de gran elegancia y distinción (ver 2 Sam13:18).

NOTA: En Juec 5:30, se habla de “vestiduras de colores” y “vestiduras bordadas de colores”. En esas frases la palabra en hebreo es ‘tseba’ que significa ‘colores’.

La manera en que Jacob mostró favoritismo a Jacob es doblemente culpable porque él mismo sufrió los estragos del favoritismo que su padre, Isaac, manifestó hacia Esaú. Habiendo experimentado eso, debería haber sido justo e imparcial con cada uno de sus hijos.


d. Se Ganó el Odio de Sus Hermanos (v.4)

Tener un hijo favorito siempre es un error en los padres. Generalmente, no le hace ningún bien al hijo favorecido, y casi siempre provoca la indignación de los demás hijos, afectando la relación entre ellos, como hermanos. Eso fue lo que pasó entre Esaú y Jacob; y ahora la historia se repite, con José, sólo en mayor escala.

El texto dice, “viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos sus hermanos, le aborrecían, y no podían hablarle pacíficamente” (v.4). Toda acción tiene una reacción. El favoritismo de Jacob, produjo un tremendo celo en el corazón y en la menta de los demás hijos de Jacob. Ellos “no podían hablarle pacíficamente”. El saludo usual en el Medio Oriente es (y era), ‘shalom’; ‘paz’ (ver Gén 43:23). La palabra significa prosperidad y tranquilidad. Sus medio hermanos no deseaban eso para José; no le podían decir, ‘Paz sea contigo’.


APLICACIÓN

Aunque la historia que estamos leyendo es tan antigua; ¡ocurrió hace casi 4,000 años! Es a la vez muy contemporánea. Hay muchas lecciones que debemos aprender:

- El peligro de ser chismosos.
- El peligro de tener hijos favoritos.
- El peligro del odio entre hermanos.





2. LOS SUEÑOS DE JOSÉ (v.5-11)

Fue en ese contexto familiar que José tuvo dos sueños proféticos. Los sueños indudablemente vinieron de Dios, y estaban relacionados entre sí. Los dos sueños indicaban que muy aparte del deseo de Jacob de darle a José la preeminencia, el propósito de Dios era que José llegara a ocupar un puesto de gran prestigio.


i. En el primer sueño (v.6-8a), José vio un campo de cosecha, en el cual su manojo se levantaba, y los manojos de sus once hermanos se inclinaban ante el suyo. Ese sueño indicaba que José tendría la supremacía sobre todos sus hermanos.

ii. En el segundo sueño (v.9), José vio al sol y a la luna y a once estrellas inclinarse ante él. Su padre entendió bien el sueño (v.10); significaba que un día sus padres y sus hermanos harían reverencia ante José. Ese sueño indicaba que José un día tendría la supremacía sobre toda la familia de Israel.


La reacción ante esos sueños era de esperar. Los hermanos de José se molestaron tremendamente. En primer lugar, “le aborrecieron aun más a causa de sus sueños y sus palabras” (v.8b); y en segundo lugar, “le tuvieron envidia” (v.11a). Aun su padre se molestó con José, “le reprendió, y le dijo: ¿Qué sueño es este que soñaste? ¿Acaso vendremos yo y tu madre y tus hermanos a postrarnos en tierra ante ti?” (v.10).

A la luz de esas reacciones, nos preguntamos, ¿por qué Dios le dio a José los dos sueños? ¿No fue un peligro para toda la familia? ¿No estaba Dios aumentando el problema del favoritismo de su padre, e incitando a sus hermanos a odiarle aún más a José?

Dichas preguntas nos llevan a reflexionar más profundamente sobre el asunto de los sueños. Lo primero que podemos decir es que no era necesario darle a José esos sueños. A veces Dios da sueños porque quiere que la persona que tiene el sueño haga algo (por ejemplo, Mat 1:20-24; 2:12; etc.). Pero eso no fue el caso aquí. El cumplimiento de los sueños no dependía de la obediencia de José. Entonces, ¿por qué Dios le dio los sueños?

Lo segundo que debemos enfatizar es que Dios no tienta a nadie (Sant 1:13). Sabemos que los dos sueños de José fueron un pie de tropiezo, tanto para José como para sus hermanos (y quizá aún para su padre); pero ese no fue el plan de Dios. Eso fue lo que Satanás hizo con los sueños. Dios no los dio para tentar a José y a sus hermanos a actuar mal. Entonces, ¿cuál fue el propósito de Dios en darle a José esos sueños? La pregunta es importante, porque Dios nunca hace cosas sin un sentido.


Entre los propósitos divinos que podemos señalar, están los siguientes:




a. Dios Quería Animarle a José

José era adolescente, y su vida no había sido fácil. Perdió a su madre a una tierna edad, y le hizo falta su amor y cariño durante los años difíciles de la pubertad y preadolescencia. Su padre trató de suplir esa falta, pero su favoritismo no le ayudó a José, sino que hizo que sus hermanos tuvieran envidia de él, y al final lo aborrecieran. A través de esos dos sueños, Dios quería animarle a José, indicándole que muy aparte de las dificultades de su vida, Él tenía un propósito especial para José.

En segundo lugar, Dios, sabiendo de antemano todo lo que le iba a suceder a José: que iba a ser vendido como esclavo por sus hermanos, que iba a ser acusado injustamente por la esposa de Potifar, y que iba a pasar varios años en la cárcel, le dio los dos sueños de antemano para animarle en esos momentos difíciles que iba a vivir.

El error de José fue comentar los sueños a sus hermanos; y al parecer, lo hizo con cierto orgullo (v.6). Habiendo notado la reacción negativa de sus hermanos, cuando les contó el primer sueño (v.8), José debió haber guardado silencio en cuanto al segundo sueño; pero no aprendió de su primer error. Insistió en contarles a sus hermanos el segundo sueño (v.9). El orgullo dominaba su corazón y mente, y no le permitió actuar con prudencia. Eso fue lo que Satanás hizo con la gracia de Dios, quien tuvo el propósito de bendecir a José a través de los sueños.


b. Dios Quería Hablar a los Hermanos de José

Como hemos notado, el propósito principal de Dios era animarle a José. Sin embargo, Dios, sabiendo todas las cosas de antemano, y sabiendo que José iba a contar a sus hermanos los sueños, tuvo un propósito secundario, en cuanto a los demás hijos de Jacob. Ellos odiaban a José. Por medio de estos dos sueños, Dios quería humillar a sus hermanos, y hacerles ver que la persona a quien ellos odiaban, Dios había escogido para hacer grandes cosas (ver 1 Cor 1:26-28). Es más, los hermanos de José no estaban viviendo del todo bien. Es de dudar si tenían en cuenta las promesas que Dios le había dado a Abraham – promesas que indicaban que ellos eran parte de un plan eterno de Dios, para bendecir a las naciones. Lamentablemente, los hijos de Jacob vivían carnalmente, como ‘mundanos’, sin interesarse en los planes y propósitos de Dios. Al escuchar los sueños de José, sus hermanos debieron haber comenzado a reflexionar. Muy aparte de la imprudencia de José de contarles los sueños, sus hermanos debieron haber aprovechado de esos sueños para reflexionar sobre los planes y propósitos de Dios para la familia de Jacob. Si tan sólo hubieran tomado los sueños en serio, podrían haber meditado sobre el futuro de su familia, y esa reflexión les hubiera conducido al arrepentimiento, y a mejorar sus vidas. Lastimosamente, no hicieron eso. Ellos se dejaron engañar por Satanás, y permitieron que algo que pudo haber sido para su bien espiritual, se volviera un pie de tropiezo para ellos. Se escandalizaran ante los sueños de José, en lugar de escuchar la voz de Dios a través de ellos.

NOTA: El sueño indicaba que el propósito de Dios era que José reinara sobre sus hermanos; pero ellos no quisieron someterse a la voluntad y al propósito de Dios. En la reacción de los hermanos, en el v.8, tenemos un cuadro de la reacción del mundo al reinado de Cristo (ver Sal 2).

c. Dios Quería Hablarle a Jacob

Jacob había tenido tremendas experiencias con Dios. Esas experiencias le sirvieron para recalcar que él era el heredero de las promesas de Abraham. Lamentablemente, Jacob también vivió carnalmente, y no formó bien a sus hijos; no les instruyó adecuadamente. Al parecer, Él mismo se olvidó de los planes y propósitos de Dios, y vivió simplemente como los demás en la tierra de Canaán. Los sueños de José debieron haber servido para levantarlo de su letargo espiritual. En parte lo hicieron; leemos que Jacob “meditaba en esto” (v.11b). Pero no leemos que su reflexión fue muy profunda; él mismo dudó que el sueño podría cumplirse (v.10) . Poco después, cuando escuchó de la supuesta muerte de José, lo creyó, y no puso su confianza en Dios. No llegó a entender que detrás de su predilección por José, había un plan superior; un plan divino, de hacer de José el salvador del pueblo de Israel. Su ‘carnalidad’ no le permitió aprovechar bien de los sueños que José tuvo. Una vez más, por culpa de la ‘carnalidad’ del hombre, Satanás logró anular (a corto plazo) el propósito de la gracia de Dios, al revelar a José los dos sueños proféticos.

NOTA: Las palabras de Jacob (v.10) muestran incredulidad en cuanto al sueño que Dios le había dado a José. Eso es triste, considerando que Jacob era alguien a quien Dios le había hablado muchas veces en sueños. Como Dios ya no le hablaba, Jacob no tomó en serio la revelación de Dios a su hijo. Hay algo importante aquí que debemos notar. Cuando Dios nos habla, la estrategia de Satanás es sembrar dudas acerca de la confiabilidad de la palabra de Dios (ver Gén 3:1b). Eso es lo que pretende hacer aquí, por medio de Jacob.


LECCIÓN: Todo lo que Dios hace, lo hace con un buen propósito. Lo que Satanás procura hacer es convertir esa ‘gracia’ o ‘don’ de Dios en un pie de tropiezo para nosotros. El mayor ejemplo de eso es el mismo evangelio, y la muerte de Cristo en la cruz (1 Cor 1:23). ¡Cuánto necesitamos la sabiduría de Dios para recibir e interpretar bien la gracia de Dios, y no permitir que Satanás nos quite la bendición de un regalo que Dios nos da!


3. LA AMENAZA CONTRA LA VIDA DE JOSÉ (v.12-24)

La historia del intento de matar a José, por parte de sus hermanos, es muy interesante. No sólo por los detalles que tenemos en el texto (detalles llenos de significado); sino porque refleja fielmente lo que ocurre hoy en día, casi a diario, cuando la envidia se apodera del corazón de las personas – sean de familiares, de amigos, o de hermanos en la Iglesia. ¡Es una historia muy contemporánea!


a. José Enviado por Jacob a Ver a Sus Hermanos (v.12-17)

La historia comienza cuando los hermanos de José fueron a apacentar las ovejas en la región de Siquem (v.12). Uno pensaría que se trataba de los mismos hermanos mencionados en el v.2b; sin embargo, evidentemente Rubén y Judá estaban incluidos entres esos “hermanos” (ver v.21 y 26). Que hayan ido a ese lugar es interesante, porque fue el sitio donde dos de los hijos mayores de Jacob fueron responsables por la masacre de todos los varones de una ciudad (ver Gén 34). A pesar del riesgo de retornar a esa región, los hijos de Jacob volvieron a Siquem porque sabían que los pastos allí eran buenos (¿o sería que Jacob mantenía algunos rebaños esa región?).

Por alguna razón, José no fue con ellos. Quizá fue porque Jacob no quería separarse de él, o porque sabía del creciente odio que le tenían sus hermanos. De todos modos, un día, Jacob llamó a José, y le pidió que fuera a Siquem, para ver a sus hermanos (v.13). José respondió con una buena disposición de obedecer: “Heme aquí”, le dijo; en otras palabras, ‘iré’. Estuvo dispuesto a ir, a pesar de la mala relación que había entre ellos, y la hostilidad con la cual probablemente lo recibirían

NOTA: Para los que consideran a José como un ‘tipo’ de Cristo, este envío de Jacob, y la obediencia de José, son ‘típicos’ de la manera en que el Padre envió al Hijo a este mundo, y la obediencia del Hijo a la voluntad del Padre, a pesar de saber que “los suyos” no le recibirían (Juan 1:11).


El encargo del padre fue doble:

- “mira cómo están tus hermanos” (v.14a). Jacob quería saber cómo estaban sus hijos; quizá preocupado por el riesgo que corrían de ser atacados por los ciudadanos de la región (ver Gén35:5). Se interesó en ellos, como buen padre; quizá también tenía cierta preocupación por su tendencia al mal comportamiento, especialmente sabiendo que José no estaba con ellos, para ver lo que estaban haciendo, e informarle. Ellos podrían tomar esa ‘libertad’ como pretexto para el libertinaje.

NOTA: La frase en hebreo es, ‘mira si tus hermanos están en paz’ (‘shalom’). Los hermanos no le deseaban ‘paz’ a José (v.4b); pero José fue tras ellos, buscando su ‘paz’. Lamentablemente, al ir buscando el bienestar de sus hermanos, José encontró una suerte de ‘muerte’.

- “mira…cómo están las ovejas” (v.14b). Jacob también estaba preocupado por la condición de las ovejas. Eso parece dar a entender que no confiaba del todo en ellos; que sospechaba que podrían no cuidar bien las ovejas. O podría ser que simplemente tenía una sana preocupación por la condición de sus ovejas.


Al enviar a su hijo a ver a sus hermanos, lejos de la protección de su padre, y al enviarlo vestido con la túnica elegante (ver v.23), Jacob actuó con tremenda ingenuidad. Debió haber sido más sabio, entendiendo algo del peligro que corría José a manos de sus hermanos. Sin embargo, esa falta de sabiduría por su parte fue usado, en los planes de Dios, para cumplir Sus propósitos.

José emprendió el viaje a Hebrón a Siquem (ver el mapa, en el estudio de Gén 35), al parecer, sólo (v.14c). Al llegar a Siquem no los encontró, y se puso a buscarlos. En eso, “lo halló un hombre, andando él errante por el campo” (v.15a), y le preguntó a José, “¿Qué buscas?” (v.15b). El hombre le informó, “Ya se han ido de aquí; y yo les oí decir, ‘Vamos a Dotán’” (v.17a). José, fiel a su encargo, fue tras ellos, y los halló en Dotán (v.17b).
b. El Plan Inicial de Matar a José (v.18-24)

Al llegar a Dotán, sus hermanos lo vieron de lejos. Antes que llegase a ellos, “conspiraron para matarle” (v.18b). Eso muestra que el deseo de matar a José no fue una reacción momentánea (producto de algo que José haya hecho o dicho), sino de un odio y resentimiento que guardaban en sus corazones. Con sangre fría decidieron matar a su hermano. ¡Hasta donde llega la maldad humana! Y era un odio irracional. Simplemente por la envidia producida por unos sueños, todos los hermanos querían deshacerse de José. No podían soportar la idea de rendirle homenaje a José. Antes de ello, preferían matarlo. Tales eran los hijos de Jacob, por naturaleza. ¡Cuánto tenía que obrar la gracia de Dios en ellos!

NOTA: En esto, vemos un paralelo con la manera que los judíos trataron a Cristo. No querían que Él reinase sobre ellos – preferían ser súbditos de Roma, antes de ser siervos de Cristo (Juan 19:15). Todo esto fue anticipado en la Parábola de los Labradores Malvados (Mat 21:37-39).

Las palabras de ellos indican que lo que más provocaba el odio fueron los sueños que José había tenido. “He aquí viene el soñador”, dijeron (v.19) . Decidieron hacer tres cosas: matarlo, echarlo en una cisterna, y engañar a su padre, diciendo que una bestia lo había devorado (v.20a). Su propósito era hacer que los sueños de José quedaran en nada (v.20b).

NOTA: A los hijos de Jacob no parecía importarles el sufrimiento de su padre. Con las palabras, “Una mala bestia lo devoró” (v.20), pensaban simplemente cubrir sus rastros; no consideraron el tremendo impacto que la desaparición de José causaría a su padre (ver v.35). Vemos que una de las características principales del pecado es el egoísmo.

Felizmente, uno de sus hermanos fue más noble, en cierta manera. Rubén quiso salvar su vida, y aconsejó no matarlo ellos mismos, sino simplemente echarlo en una cisterna, para que muera allí, de hambre y sed (v.21-22a). En realidad, lo que quería hacer era volver a sacarlo, y entregárselo a su padre (v.22b). Según Gén 42:21, José en ese momento lloró e imploró por su vida. Su llanto no afectó a sus medio hermanos, aparte de Rubén. Al parecer, fue el llanto de José ablandó el corazón de Rubén (ver Gén 42:22).

Por un lado, podría ser que Rubén simplemente estaba actuando responsablemente, como el hermano mayor, queriendo proteger la vida de uno de sus hermanos. Pero, cabe la posibilidad que lo que le interesaba a Rubén era ganar el favor de su padre, quien seguía resentido con él, por el pecado de incesto que cometió (ver Gén 35:22).

NOTA: Como el hermano mayor, Rubén tenía más razón por odiar a José, y tener envidia de él. Sin embargo, el corazón y los pensamientos de los hombres están en las manos de Dios.

De todos modos, la manera en que actuó mostró su falta de autoridad moral. Cualquier hermano mayor simplemente hubiera prohibido a sus hermanos cometer dicho crimen de fratricidio, y les habría amonestado con vehemencia por considerar hacer tal cosa.
De todos modos, cuando José llegó a donde estaban sus hermanos, ellos le quitaron la túnica elemente que llevaba (v.23), y le echaron en la cisterna (v.24). Esto nos hace recordar la acción de los soldados romanos, quienes le quitaron la túnica a Cristo (Mat 27:28); también la acción de los judíos, al echar a Jeremías en una cisterna.

Felizmente, la cisterna estaba sin agua, así que José se salvó de ahogarse. Por encima de los pensamientos de los hermanos, Dios estaba obrando Su plan maestro.


4. JOSÉ VENDIDO COMO ESCLAVO (v.25-36)

Habiendo echado a José a la cisterna, con la idea de dejarlo allí hasta que muriese, los hermanos “se sentaron a comer pan” (v.25a); no hicieron caso, ni a su conciencia ni a los gritos de José, pidiendo clemencia (ver Gén 42:21). ¿Cómo pudieron comer, habiendo tratado a José despiadadamente, y esperando su muerte? Vemos aquí un ejemplo de cómo el pecado endurece a la persona, y la hace totalmente insensible. Lo triste es que se trataba de los ‘padres’ de la nación que constituiría el pueblo de Dios.


a. La Transacción Comercial (v.25-28)

Mientras comían, una tropa de comerciantes pasó por el lugar. Eso no fue por casualidad. La soberanía de Dios estaba en acción; Él sacaría algún provecho de la maldad de los hijos de Jacob.

Moisés nos informa que los comerciantes eran “una compañía de ismaelitas que venía de Galaad” (v.25b). Siendo descendientes de Ismael, eran parte de la familia extendida de Abraham. Galaad era el territorio al este del río Jordán. Estos hombres venían, trayendo artículos comerciales: “aromas, bálsamo y mirra” (v.25c); artículos usados principalmente en el proceso de embalsamar a los muertos. Seguían una ruta comercial importante de ese tiempo, e iban rumbo a Egipto, para vender sus productos.

Al verlos, se le ocurrió una idea a Judá (¡movido por el Espíritu de Dios!), v.26. ¿Por qué no vender a su hermano? ‘Matarlo’, dijo él, ‘no tendría provecho’. No contento con deshacerse de su hermano, Judá ahora propone sacar algún provecho económico del asunto. ¡¿Tan pobres eran?!

Al proponer vender a José a los comerciantes (v.27), Judá estaba actuando como su tocayo, Judas Iscariote; quien, casi 2,000 años después, vendió al Señor por 30 piezas de plata. En el caso de Judá, su argumento fue, ‘¿Cómo podemos matar a nuestro hermano? Mejor lo vendemos, y así nos deshacemos de él, sin hacerle daño nosotros’. Sin embargo, venderlo como esclavo a Egipto era (humanamente hablando) igual o peor que matarlo. Los demás hermanos “convinieron con él” (v.27b); es decir, mostraron su conformidad con lo que Judá estaba proponiendo.

El v.28 afirma que los comerciantes eran “madianitas”. ¿Cómo concuerda eso con los versos 25 y 27, que dicen que eran “ismaelitas”? El Tárgum (la versiona del AT en arameo) usa la palabra, ‘árabes’, en el sentido de un grupo mixto (étnicamente hablando). Los medianitas eran descendientes del cuarto hijo de Abraham, que él tuvo con Cetura (Gén 25:2)
Los hermanos negociaron con los comerciantes, y al final acordaron el precio de “veinte piezas de plata” (v.28b). Dos piezas por cada hermano (Rubén estando ausente). Normalmente, el precio de un esclavo era 30 piezas de plata. Seguramente pagaron 20, para poder venderlo a 30 o más.

Los comerciantes “llevaron a José a Egipto” (v.28c). Los hermanos de José estarían seguros que esa sería la última vez que verían a José. Pero, ¡cuán equivocado estaban! Ellos actuaron mal, siguiendo los impulsos de sus corazones malvados. Pero Dios estaba obrando, secretamente, para el cumplimiento de Su plan de salvación para las naciones. A corto plazo, la estadía de José en Egipto aseguraría también la supervivencia de la familia de José en un momento de crisis que iba a sobrevenir toda la tierra, dentro de unos pocos años. Ese detalle nos debe animar a confiar en Dios, en los momentos más críticos de nuestras vidas. No siempre entendemos lo que Dios está haciendo; Él no siempre explica su proceder. Sin embargo, siempre está obrando a favor de Sus hijos.


NOTA: Algunos se preguntarán, ‘¿Por qué no intervino Dios para salvar a José?’ Pero, como el resto del libro de Génesis nos va a indicar, Dios no intervino, porque lo que los hermanos de José estaban haciendo era parte de Su plan para el engrandecimiento de José, y el desarrollo de Su plan maestro.

Muchas veces, nuestras adversidades son parte del plan de Dios para bendecirnos. Tenemos que aprender a someternos a lo que Dios dispone, confiando en la promesa de Rom 8:28.


José se habría ido muy triste a Egipto. No sabemos si él estaría recordando los sueños que tuvo. ¿Le habrá ayudado Dios a confiar en Él, en ese momento tan difícil, siendo sólo un muchacho de 17 años? Seguro que sí. Pero su ida a Egipto nos hacer recordar a otro joven que también fue arrancado de su familia, y llevado a una tierra lejana, como esclavo – Daniel. Él también estaba destinado a ocupar un alto cargo en el país de su esclavitud. Estos dos ejemplos nos deben animar a confiar en Dios, a pesar de las circunstancias adversas que nos rodeen.


b. El Engaño de Jacob (v.29-35)

Una vez que los comerciantes desaparecieron del horizonte, Rubén llegó. No sabemos a dónde se había ido, pero obviamente no estuvo presente durante la transacción comercial con los ismaelitas. Grande fue su sorpresa cuando encontró la cisterna vacía (v.29). Él rasgó sus vestidos, en señal de consternación y dolor. Volvió su mirada a los hermanos, y exclamó con evidente emotividad: “El joven no parece; y yo, ¿adónde iré yo?” (v.30b). Siendo el hermano mayor, tendría que haber protegido a José. Al volver a casa, su padre pediría una explicación de él. Encima del pecado de incesto, ahora tendría una doble carga de conciencia durante su vida.

Para tapar las huellas del crimen, los hijos de Jacob tomaron la túnica elegante, degollaron un cabrito, y tiñeron la túnica con su sangre (v.31). Luego, llevaron la túnica a su padre, y mintieron, alegando que habían encontrado la túnica, por casualidad, en algún paraje (v.32).
NOTA: Vemos como un pecado lleva a otro. ¡El pecado es muy fructífero! Se reproduce con tremenda facilidad. Satanás, habiendo enseñado a los hombres a cometer un pecado, les enseña a taparlo con otros pecados (engaño, mentira, hipocresía).

Con tremenda frialdad de corazón, los hijos de Jacob pidieron a su padre reconocer si la túnica era de su hijo querido, José (v.32b). ¡Lo era! Jacob no tenía dudas al respecto (v.33a). Afirmó que era la túnica de su hijo, y llegó a la conclusión deseada por sus hijos: “José ha sido despedazado” (v.33b), por alguna mala bestia del campo.

Jacob pensaba que José había sido devorado por un animal. En realidad, fue ‘devorado’ por la envidia de sus hermanos. Las peores ‘bestias’ de este mundo, no son los animales salvajes, sino los seres humanos que no tienen temor a Dios, y no se preocupan por el dolor ajeno. Más bien, se aprovechan del dolor humano, cuando les favorece en alguna manera.

NOTA: El hombre que engañó a su padre, es ahora engañado por sus hijos. Lo que ‘sembramos’, cosechamos.


La reacción de Jacob fue dramática (v.34): “rasgó sus vestidos, y puso cilicio sobre sus lomos, y guardó luto por su hijo muchos días”. Parte del quebranto de Jacob era pensar que él había enviado a su querido hijo a la muerte, al enviarlo sólo, a tan tierna edad. Viendo la tristeza y el quebranto de Jacob, sus demás hijos “se levantaron para consolarlo” (v.35a). ¡Qué tal fingimiento e hipocresía! ¿Con qué cara darían el ‘pésame’, sabiendo que José estaba vivo? Pero Jacob “no quiso recibir consuelo” (v.35b). La tristeza de Jacob era desesperada, y casi desequilibrada. Entre lágrimas dijo, “Descenderé enlutado a mi hijo hasta el Seol” (Gén 37:35). Su desesperación era total, y sus hijos optaron por no decirle nada. Con razón (aunque sin darse cuenta), Jacob rehusó recibir el consuelo de hipócritas.

NOTA: ¿Dónde estaba la fe de Jacob en este momento? ¿Dónde estaba su entendimiento espiritual? Al parecer, se esfumaron ante la tristeza de la muerte de José. ¿No confió en las promesas de Dios? ¿No confió en los sueños que José le había enseñado?


Conclusión

El capítulo concluye con los comerciantes llegando a Egipto, y vendiendo a José a Potifar (v.36a). El hijo favorito de Jacob terminó siendo un esclavo en Egipto. José tuvo que cambiar la túnica elegante que su padre le dio, por la vestimenta de un esclavo. ¡Cuán incierta es la vida! Debemos estar preparados para los cambios bruscos que la vida nos puede dar.

Pero, Potifar no era cualquier persona. Era “oficial de Faraón, capitán de la guardia” (v.36b). La providencia divina estaba obrando, silenciosamente, entre los ‘escombros’ de la vida, para colocar a José en el lugar preciso dónde Dios quería que él estuviera, para continuar su formación personal, con el fin de que llegara a ser el salvador de su pueblo, y de todo Egipto.