lunes, 4 de julio de 2011

Génesis capitulo 24


GÉNESIS 24

Introducción

El tema principal de este capítulo no es la vida de Abraham (aunque su vida se ve reflejada claramente en su siervo), sino la manera en la cual él y su siervo buscaron una esposa para Isaac. Estudiaremos el capítulo para resaltar puntos importantes que podemos aprender acerca de la búsqueda del cónyuge. Este tema es de gran importancia, tanto para jóvenes, como para padres de familia.

1. EL ROL DEL PADRE EN LA BÚSQUEDA DE UNA ESPOSA (v.1-10)
En el tiempo de Abraham, los padres eran responsables de buscar al esposo o esposa para sus hijos. Hoy en día, en la mayoría de países, esa responsabilidad ya no es más de los padres; son los hijos los que buscan su propia pareja. De todos modos, aun en la actualidad, los padres juegan un rol importante en esta búsqueda. Veamos ciertos detalles:
a. La Preocupación de Abraham (v.1-3)
Isaac tenía 37 años cuando Sara, su madre, murió (ver Gén 23:1), y esa pérdida lo afectó mucho. Ya habían pasado un par de años (Gén 25:20 indica que Isaac se casó a los 40 años), y Abraham se preocupa por su hijo. Quizá lo vio triste, extrañando a su madre; sintiéndose solo. Supo que era tiempo de buscar una esposa para él.

Siendo un hombre de 139 años, Abraham no podía ir de viaje a buscar una esposa para Isaac, así que le encarga el trabajo a un siervo suyo – al siervo de mayor experiencia (v.2), y con quien tenía mayor confianza (por ser una tarea tan delicada e importante). Con tremenda seriedad, le da el encargo (v.3, y ver v.9).

Reflexión ¿Deben los padres, hoy en día, preocuparse por la elección de la pareja para su
hijo, o dejar toda la responsabilidad a los hijos? ¿Cómo pueden ayudarlos a
elegir bien?

b. Los Criterios de Abraham (v.3-8)
Es interesante notar los criterios que Abraham tenía, en cuanto a una futura esposa para Isaac:

i. No debía ser una mujer de los cananeos (v.3b). Ellos representaban a las naciones paganas. Isaac era un hombre de fe (Heb 11:20), y las promesas de Dios concerniente a la salvación del mundo, radicaban en él. Por ende, era importante que su esposa tenga la misma fe en el Dios verdadero.

ii. Tenía que ser una esposa de la “parentela” de Abraham (v.4). Eso simboliza la necesidad del creyente de buscar una esposa creyente; alguien que es parte de la gran ‘familia’ de la fe.

iii. Aquella mujer tenía que estar dispuesta a dejar a su familia, para venir a Palestina. Bajo ninguna circunstancia Isaac debía ir a donde ella vivía (v.5-8). Bajo estas condiciones, la futura esposa de Isaac también sería parte de los planes que Dios tenía para Isaac; ella tenía que adoptar la visión de Abraham – la de vivir en Canaán hasta recibir la bendición que Dios había prometido. Este relato nos indica la importancia de la responsabilidad que tiene el esposo de dirigir la vida de su futura esposa, y a la vez la de ella de someterse a él. La elección de una pareja debe ir mucho más allá de la belleza externa; significa buscar a alguien que nos ayude a avanzar en la fe, y no retroceder en ella.

Reflexión ¿Qué criterios deben regir en la elección del cónyuge, hoy en día?
c. La Fe de Abraham (v.7b)
Una vez más, en esta situación tan delicada (y poco más que arriesgada), la fe de Abraham brilla. Él confía que Dios enviará “su ángel” delante de su siervo, para guiarlo en el camino, y ayudarlo a escoger la mejor esposa para Isaac. ¿Sería el Ángel de Jehová – Cristo, el Hijo de Dios?

La fe de Abraham también brilla en la profunda convicción que, al final, el viaje tendría un buen resultado: “y tú traerás de allá mujer para mi hijo”. Abraham no parecía tener dudas al respecto. Seguramente estuvo orando mucho antes de hablar con su siervo. El fruto de su oración es una claridad acerca de lo que se tenía que hacer, y una convicción acerca del resultado que este viaje tendría.

Reflexión ¿Confiamos que Dios guiará a nuestros hijos en la elección de sus cónyuges?
¿Manifestamos y expresamos esa fe?

d. Los Regalos que Abraham Preparó (v.10)
Abraham era un hombre de fe, y su fe iba acompañada de responsabilidad. La fe no debe minar la necesidad de asumir nuestra responsabilidad. En ese tiempo, la dote era importante. Consistía en efectuar un pago considerable a los padres de la novia, para que su hija pase a ser la esposa de uno de sus hijos.

La dote que Abraham estaba dispuesto a pagar era considerable (reflejando su elevado estatus socio-económico, como “un príncipe de Dios”; Gén 23:6). Por ello, el siervo partió, llevando diez camellos cargados de “toda clase de regalos escogidos de su señor” (v.10). El texto en hebreo dice, ‘llevando en su mano toda clase de bienes de su señor’. Siendo el mayordomo de Abraham (“el que gobernaba en todo lo que tenía”, v.2), todo lo que pertenecía a Abraham estaba a su disposición, para llevar.

Reflexión ¿Qué podemos aprender de esos regalos, acerca de la responsabilidad de los padres en ayudar a su hijo o hija a escoger bien su pareja? ¿Qué valores (regalos espirituales) podemos darles a nuestros futuros yernos o nueras, por medio de la buena educación y crianza de nuestros hijos?
2. LA DIRECCIÓN DE DIOS EN LA BÚSQUEDA POR UNA ESPOSA (v.11-20)
Es más que probable que el siervo que salió en búsqueda de una esposa para Isaac no era de Mesopotamia; por ende, no sabía exactamente cómo dirigirse allá Sin embargo, por la buena dirección de Dios, logró llegar a “la ciudad de Nacor” (v.10); esto es, a la ciudad donde vivía Nacor (el hermano de Abraham; Gén 11:26; 22:20). Abraham le había pedido que vaya a su parentela.

No sabemos si el siervo llegó a la ciudad “a la hora de la tarde” (v.11), o simplemente fue a esa hora que “hizo arrodillar a los camellos fuera de la ciudad, junto a un pozo de agua”. Lo que sí sabemos es que el siervo estaba siguiendo una estrategia planeada. Estaba buscando una doncella, y se colocó en el lugar y a la hora en que las doncellas de la ciudad salían al pozo para recoger agua.

Reflexión. Una esposa o esposo tiene un gran valor e importancia; por ello, debemos pedir la guía de Dios en la búsqueda de nuestro futuro cónyuge, y procurar estar en lugares y circunstancias donde se encuentren candidatos. Eso es parte de la responsabilidad de buscar al cónyuge.


El siervo procuró la mejor circunstancia para poder conocer a las doncellas del pueblo, y sobre ese acto de responsabilidad y obediencia Dios lo prosperaría.

a. La Oración del Siervo (v.12-14)
Lo primero que el siervo hizo fue orar (v.12). Los camellos se arrodillaron para descansar y beber; el siervo se arrodilló, para pedir la ayuda de Dios. Habría aprendido esto de su señor Abraham – un gran hombre de oración. Se dirige a “Jehová”, al Dios verdadero. Reconoce a Jehová como el Dios de Abraham, pero a la vez como el soberano; por eso le pide su ayuda y dirección en el asunto (v.13-14). Estaba esperando recibir una señal lo más pronto posible - ¡ya quería saber quién sería la doncella que DIOS había elegido!

Reflexión: ¿Estamos orando por la futura pareja de nuestros hijos, a pesar de que éstos
sean pequeños? ¿Qué debemos pedir a Dios cuando buscamos Su dirección en
este asunto?
b. La Soberanía de Dios (v.15, 27)
Antes que dejara de orar, llegó Rebeca, la nieta de Nacor. En eso, vemos la mano de Dios obrando. No fue casualidad que Rebeca llegara en ese preciso momento. Dios estaba respondiendo a la oración del siervo inmediatamente (v.12).

Pero notemos algo interesante, ¡el siervo aún estaba orando cuando Rebeca apareció (v.15)! ¿A qué distancia estaría el pozo de la casa de Rebeca? Es más que probable que Rebeca ya había salido de su casa, para traer agua, antes de que el siervo comenzara a orar. Por lo tanto, Dios estaba contestando su oración aun antes de que él empezara orar. Eso nos muestra la soberanía de Dios. Abraham también estaría orando para que Dios prospere el camino de su siervo.

c. Los Criterios que el Siervo Estipuló (v.14, 18-20)
El siervo no solo oró, sino que estableció dos condiciones principales: (v.14)

i. Que la doncella le ofrezca agua.
ii. Que la doncella ofrezca agua para los camellos espontáneamente - eso le llevaría mucho tiempo hacer, dado a que cada camello podía beber hasta 180 litros de agua y habían 10 de ellos.

El propósito de pedir a Dios que se cumplieran esas condiciones, no fue solo para saber cual doncella era la elegida de Dios, sino también para comprobar qué clase de mujer era (cortés, trabajadora y servicial).

Esas condiciones se cumplieron perfectamente (v.18-20). Notemos las palabras de Rebeca (acerca de los camellos), “hasta que acaben de beber” (v.19), y las de Moisés (el narrador) - “sacó para todos sus camellos” (v.20).

Las palabras, “se dio prisa” (v.18, 20), nos recuerda la misma actitud que Abraham tuvo, cuando llegaron los tres visitantes (Gén 18:6-7). ¡Rebeca y Abraham se iban a llevar muy bien!

3. LA CONFIRMACIÓN DE LA VOLUNTAD DE DIOS (v.21-61)
Aunque Rebeca evidentemente era la elegida de Dios, el siervo no se la podía llevar inmediatamente. La decisión era muy importante; por lo tanto, habría que confirmar la voluntad de Dios, y buscar la aceptación de la doncella y de su familia.

Veamos las cosas que sucedieron en los siguientes días?

a. El Siervo Esperó que Dios Confirmara Su Voluntad (v.21) La Biblia dice que el siervo “estaba maravillado de ella”. ¿Maravillado de qué? ¿De su carácter trabajadora? ¿De su gentileza? ¿De su belleza? A pesar de estar maravillado, el siervo fue cauto - “callando, para saber si Jehová había prosperado su viaje o no”. Aquí vemos la madurez del hombre, y la razón por la cual Abraham lo eligió para esta tarea. Cualquier otra persona, ante la respuesta a su oración (v.12-14), habría concluido con premura que esa era la mujer, sin nada más que pensar. Pero este hombre la observó, esperando ver otras maneras en que Dios confirmara que Rebeca realmente era la esposa para Isaac.

Reflexión: En la elección de una pareja, la tranquilidad, la ecuanimidad, bastante reflexión
y paciencia, son imprescindibles.

b. El Siervo Establece la Identidad de la Mujer (v.23-28)
Hasta ese momento el siervo de Abraham no sabía la ascendencia de la doncella. ¡Qué grata sorpresa para él cuando se enteró que se trataba de la nieta del hermano de Abraham (v.24)! La reacción del siervo fue hermosa: “se inclinó, y adoró a Jehová” (v.26), reconociendo “su misericordia y su verdad” (v.27).


c. El Siervo Espera la Aceptación de la Familia (v.29-52, 59-60)
Antes de poder llevar a Rebeca para Palestina, el siervo tenía que asegurarse de la aprobación de la familia. Eso no iba a ser fácil, quizá. Moisés narra todos los detalles, repletos de elementos culturales de esa época. A Labán (el hermano de Rebeca), lo que lo impresionaron fueron los regalos que el siervo le había dado a Rebeca (v.29-30). El siervo cuenta el motivo de su viaje (v.34-48), y luego espera a la aprobación de la familia (v.49). Labán y Betuel responden, dando su aprobación (v.50-51). Una vez más, el siervo “se inclinó en tierra ante Jehová” (v.52), y adoró.

d. El Siervo Busca la Aceptación de Rebeca (v.56-59)
Cuando el siervo estaba listo para retornar (v.54b), la familia de Rebeca expresa su deseo de tenerla por 10 días más (v.55). ¿Era una forma de despedirse bien de su hija y hermana? ¿O era que Labán quería sacar más provecho del buen siervo?

Finalmente, llamaron a Rebeca, y le preguntaron si ya estaba dispuesta a ir con el siervo (v.57-58). Esperaban tal vez que ella también secunde a la idea de quedarse 10 días más (porque ya habían dado su permiso para que ella viajara, v.51). Para el siervo era muy importante que ella también tuviera el deseo de ir a Canaán. (v.39).

Rebeca respondió positivamente, y eso concretó el asunto (v.59). Esa fue la confirmación final de que Rebeca era la esposa destinada para Isaac. No leemos que el siervo adoró en ese momento, pero indudablemente sintió un gran alivio en su corazón, y una gran alegría.

4. EL SIERVO DIO LA PRIORIDAD A LO MÁS IMPORTANTE (v.33, 54-56)
Antes de terminar este estudio, hay un último detalle que debemos notar. En todo este asunto, vemos que el siervo dio la prioridad a lo que era más importante - buscar una esposa para Isaac. Cuando lo invitaron a entrar en la casa, y cenar, el siervo pidió la palabra (v.33). Eso nos hace recordar las palabras de Cristo, en Juan 4:31-32 y 34, cuando los discípulos lo invitaron a almorzar. En ese episodio, Cristo habló como el Siervo de Jehová. Aquí, en Gén 24, el siervo de Abraham tuvo una actitud muy similar a la de Jesús. Antes de comer, quería cumplir la voluntad de aquel que lo había enviado – Abraham. ¡Fue un fiel siervo!

Aun cuando le pidieron quedarse 10 días más, mostró la misma actitud. Fácilmente podría haber justificado un descanso, con la familia de Rebeca, por 10 días. ¡El viaje había sido largo! ¡No era precisamente joven! Sin embargo, su prioridad era cumplir la voluntad de aquel que lo había enviado. No había tiempo que perder; sabía que Abraham estaría esperando, ansioso por saber si el viaje fue exitoso. También Isaac estaría a la expectativa, esperando conocer a su futura esposa; a la que sería de consuelo para él, por la muerte de su madre. Por todo eso, y porque era un buen siervo, buscando agradar a su señor, este hombre dio prioridad al asunto, y no se distrajo con otras cosas.

Conclusión (v.63-67)
Este hermoso relato termina con Dios sellando el asunto, permitiendo un gran amor entre Isaac y Rebeca (v.67). Con qué agrado habrá visto eso, tanto Abraham como el fiel siervo.

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