lunes, 11 de julio de 2011

Génesis capitulo 34


LA DESHONRA DE DINA

¡Cuánto daño puede causar un momento de pasión! Un joven se enamora de una señorita, se acuesta con ella; el resultado es la masacre de toda una ciudad. Esa no es una historia nueva. Las crónicas de las naciones están repletas de casos parecidos. Pero, ¿por qué está este relato en la Biblia? Según el apóstol Pablo, es para enseñarnos lecciones espirituales de gran envergadura (1 Cor 10:6, 11).

1. EL PECADO SEXUAL (v.1-2)

Todo empezó con la imprudencia de una jovencita; una imprudencia que despertó la pasión sexual de un príncipe de los cananeos.

a. La Imprudencia de Dina (v.1)

Dina fue la penúltima de los hijos de Jacob (ver Gén 30:21). Eso indica que cuando Jacob se estableció en Siquem, Dina era aún muy joven – quizá adolescente (ver v.3, “la joven”). El problema suscitó cuando Dina salió “a ver a las hijas del país” (v.1).

En ese momento, Jacob estaba viviendo cerca de la ciudad de Siquem . La impresión que tenemos es que Dina salió para visitar a las chicas que vivían en Siquem. Es probable que Dina tuvo pocas amigas de su edad en la casa de su padre, y uno se imagina la curiosidad que Dina tuvo, como adolescente, de ver cómo vivían las chicas de Siquem. Algunos comentaristas son de la opinión que Dina salió a ver una fiesta pagana, o alguna festividad en la ciudad de Siquem.

¿Hizo bien ella en salir así? ¿Obtuvo el permiso de sus padres para ir a Siquem? ¿Debieron haberle dado permiso para hacer una visita como esa? Por un lado, uno pensaría que Jacob, habiendo comprado una porción de tierra de los hijos de Hamor (Gén 33:19), esperaría cierta medida de protección para su hija. Sin embargo, es claro que hubo algo de imprudencia en esa visita. Al parecer, Dina fue sola. Ni Jacob ni sus hermanos la acompañaron, como era la costumbre en esos tiempos. Dina fue a la ciudad de Siquem totalmente desprotegida, y se expuso a un grave peligro.

LECCIÓN: Los padres tienen la responsabilidad de cuidar a sus hijos; y los hijos
(especialmente las hijas) tienen mucha responsabilidad de aprender
prudencia. ¡El ‘mundo’ es un lugar peligroso!
b. La Pasión del Príncipe (v.2)

Durante la visita, Siquem, el “príncipe de aquella tierra”, vio a Dina. Evidentemente, la consideró una chica atractiva, y sintió una pasión por ella. Guiado por la pasión del momento, y seguramente acostumbrado a tener lo que quería, el joven “la tomó, y se acostó con ella, y la deshonró ” (v.2b).

¿Cómo evaluamos esa relación sexual? ¿Fue una violación, o será que Dina accedió a tener relaciones sexuales con Siquem? Recordemos que la relación sexual se dio en la ciudad. Si Dina no quería tener relaciones sexuales, se supone que ella pudo haber gritado ‘Auxilio’. No hay indicación alguna que lo hizo. Por lo tanto, no debemos suponer que fue una violación . La expresión, “la deshonró”, simplemente significa que le quitó la virginidad antes del matrimonio; algo que era tremendamente vergonzoso en esos tiempos.

Al actuar en esa manera, Siquem demostró gran insensatez. Dina era la hija de un hombre de mucha importancia, que recientemente había hecho un trato comercial con su padre (Gén 33:19). Prudencia, además de buena educación, debió haber frenado su pasión. Él era el príncipe de la ciudad. No le sería difícil pedir la mano de Dina en matrimonio. Solo tenía que esperar y actuar correctamente. Lamentablemente, su comportamiento no fue el adecuado, siendo príncipe y el futuro rey de Siquem. ¡Debió haber sido un mejor ejemplo para sus futuros súbditos! Su falta les costó caro, como veremos a continuación.

Es probable que antes que se diera la relación sexual, Dina era consciente del interés que había provocado en Siquem (quizá no intencionalmente). Siendo el “príncipe” de aquella tierra, y “el más distinguido de toda la casa de su padre” (v.19), Dina se habrá sentido muy halagada por el interés que Siquem mostró hacia ella. El orgullo, más la imprudencia de la juventud, la llevó a aceptar (quizá) acostarse con Siquem. ¡No midió las consecuencias! No pensó en lo que iba a pasar después.

LECCIÓN: Hay que tener mucho cuidado con las pasiones sexuales, especialmente en la juventud.

2. LA PROPUESTA DE MATRIMONIO (v.3-4, 8-12)

Muchas veces, cuando un hombre tiene relaciones sexuales con una chica (especialmente cuando haya sido una relación sexual ‘casual’ o una violación), pierde interés en ella, y sigue adelante con su vida. En este caso no fue así. Siquem mostró:

a. Un Amor Sincero (v.3-4)

La Biblia dice que “su alma se apegó a Dina …y se enamoró de la joven” (v.3a). Debemos reconocer que es lindo ver un sentimiento noble en el corazón de este hombre que no conocía a Dios. Sintiéndose profundamente atraído a Dina, Siquem “habló al corazón de ella” (v.3b). En el idioma hebreo, ‘hablar al corazón de’ alguien, es un modismo que significa, ‘cortejar’ o ‘conquistar’ (ver Is 40:2; Os 2:14).

Aunque haya sido un amor sincero, lo que queda claro es que el orden en que se dieron las cosas no estuvo bien. Primero leemos que Siquem se acostó con Dina, y luego se enamoró de ella. ¡El orden debió haber sido al revés!

b. La Pedida de Mano (v.8-12)

El amor que el príncipe comenzó a sentir por Dina lo llevó a expresar el deseo de casarse con ella. Por eso Siquem le dijo a su padre, “Tómame por mujer a esta joven” (v.4). Hamor accedió al pedido de su hijo, y fue a pedir la mano de Dina en matrimonio (v.6). Sin embargo, debemos notar algo importante. Dina había quedado en la casa de Siquem (ver v.26b). Lo que no está claro es si se quedó en calidad de secuestrada, o por voluntad propia (quizá por vergüenza de lo que había hecho).

Aunque Hamor fue para hablar con Jacob (siendo él el padre de Dina), la conversación se dio con los hijos de Jacob (v.8). Hamor expresó su deseo de que Dina sea dada en matrimonio a su hijo, planteando la posibilidad de un mayor acercamiento entre la familia de Jacob y los habitantes de Siquem (v.9-10). El príncipe Siquem hizo hincapié de la invitación, ofreciendo pagar la suma de dinero que ellos pedirían como dote (v.11). En la emoción del momento dijo, “Aumentad a cargo mío mucha dote y dones, y yo daré cuanto me dijereis; y dadme la joven por mujer” (v.12).

A pesar de la nobleza de su sentimiento, no podemos evitar ver aquí una clara trampa espiritual para Jacob y su familia. Al invitarlos a casarse con los habitantes de Siquem, y hacer negocios comerciales con ellos, Hamor estaba animando a Jacob a anular la distinción entre ellos. ‘¡Seamos un solo pueblo!’, fue lo que estaba diciendo (ver v.16 ). Eso era muy peligroso para Jacob, porque el llamado de Dios era a ser diferente de las naciones paganas de Canaán. Fue precisamente por eso que Jacob fue enviado a la casa de Rebeca para buscar una esposa de allí (Gén 27:46 – 28:4). El peligro de la trampa aumentó con la tentación de una buena dote y los acuerdos comerciales que se estaban ofreciendo, por parte de Hamor.

LECCIÓN: Ante los eventos que ocurren en nuestras vidas, siempre debemos estar alerta a las ‘trampas’ espirituales de Satanás; su deseo de anular nuestra ‘santidad’ – la separación del ‘mundo’.

3. LA RESPUESTA DE LOS HIJOS DE JACOB (v.5-7, 13-18)

El orden en que Moisés narra los eventos da a entender que antes que Hamor llegara a la casa de Jacob para pedir la mano de Dina en matrimonio (v.6), la noticia de la deshonra de Dina ya había llegado a oídos de Jacob (v.5). Los hijos de Jacob estaban en el campo, cuidando el ganado; según Moisés, esa fue la razón por la que Jacob guardó silencio. Quizá sentía la necesidad del apoyo moral de sus hijos. Aunque a veces es sabio guardar silencio, uno piensa que en ese momento Jacob debió haber ejercido una mayor autoridad y liderazgo de la familia. De haber actuado con mayor firmeza, quizá habría impedido la acción nefasta de sus dos hijos.

Cuando por fin llegaron los hijos de Jacob, se dieron las negociaciones entre ellos y Hamor. En la respuesta de los hijos de Jacob, notamos dos cosas importantes:

a. Su Actitud (v.5-7)

Cuando los hijos de Jacob se enteraron de lo que le había sucedido a Dina, estaban muy enojados. El texto bíblico dice, “se entristecieron los varones, y se enojaron mucho” (v.7a). La versión RVA traduce, “se indignaron y se enfurecieron mucho”. La explicación de Moisés es “porque (Siquem) hizo vileza en Israel acostándose con la hija de Jacob, lo que no se debía haber hecho” (v.7b). Lo que Siquem le hizo a Dina fue en contra de la moral y la ética de la familia de Jacob.

b. El Engaño (v.13-18)

En vez de mostrar su molestia ante Hamor y Siquem, los hijos de Jacob “respondieron…con palabras engañosas…” (v.13). Primero, indicaron que la única objeción al matrimonio sería que Siquem era un hombre incircunciso (v.14). Luego, condicionaron el matrimonio a la circuncisión de todos los habitantes de la ciudad de Siquem (v.15). Señalaron que si todos los varones se circuncidaban, podrían haber otros matrimonios entre la familia de Jacob y los ciudadanos de Siquem (v.16).

Al insistir que todos los hombres de Siquem fueran circuncidados, los hijos de Jacob dieron la impresión que lo que deseaban era su pureza ceremonial, para que Dina pudiera casarse con uno de ellos. Sin embargo, lo único que querían era su dolor e incomodidad física, para poder matarlos con mayor facilidad. Es triste reconocer que los hombres paganos actuaron de mejor manera que los herederos de las promesas hechas a Abraham. Hamor y Siquem hablaron con honestidad y trasparencia, mientras que los hijos de Jacob hablaron con engaño y astucia. De haber actuado de otra manera, Jacob y sus hijos podrían haber ganado a estos paganos para la fe de Israel. La forma que se comportaron, frustró totalmente el propósito de Dios, de que Su pueblo sea testimonio a las naciones, y ‘luz’ a los que andaban en tinieblas.

Con el afán de presionar a Hamor a acceder a su pedido, los hijos de Jacob declararon que si los ciudadanos de Siquem no aceptaban esa condición, ellos simplemente tomarían a Dina, y se marcharían (v.17).

Esta amenaza tuvo el resultado deseado. Moisés dice, “Y parecieron bien sus palabras a Hamor, y a Siquem hijo de Hamor” (v.18). Poco sospechaban la verdadera intención de los hijos de Jacob, al pedir la circuncisión de todos los varones de Siquem.

4. LA MASACRE DE SIQUEM (v.19-29)

a. El Rey Convence a las Ciudadanos (v.19-24)

En la emoción del momento, Siquem no reflejó sobre las implicancias del pedido extraño. ¡Quizá estaba alegre de que no se le pidiera una suma grande de dinero! De todos modos, el texto dice que no se demoró en cumplir la exigencia de los hermanos de Dina, porque la amaba mucho (v.19a). El hecho de ser “el más distinguido de toda la casa de su padre” le permitió llevar adelante su plan.

Juntamente con su padre, se reunieron con “los varones de su ciudad” (v.19); es decir, con los ‘ancianos’. La reunión se llevó a cabo “a la puerta de su ciudad”, que era el lugar normal para tomar decisiones públicas.

Hamor y Siquem presentaron el plan a los líderes cívicos. Describieron a la familia de Jacob como “varones…pacíficos” (aunque muy pronto iban a descubrir que eso no era cierto), y argumentaron a favor de establecer una alianza con ellos (v.21). Indicaron que la única condición era que los varones de la ciudad sean circuncidados (v.22), y apelaron a sus propios intereses, diciendo: “Su ganado, sus bienes y todas sus bestias serán nuestras” (v.23a). Los ciudadanos de Siquem aceptaron la propuesta, y fueron circuncidados .

b. La Violencia de Simeón y Leví (v.25-29)

Al tercer día de la circuncisión, cuando los recién circuncidados sentían el mayor dolor, dos de los hijos de Jacob – Simeón y Leví, tomaron su espada y masacraron a los varones de Siquem (v.25). Seguramente fueron apoyados por algunos de sus siervos. Simeón y Leví eran dos de los hijos de Lea , y por tanto, los hermanos más cercanos a Dina. Habiendo masacrado la población, tomaron a Dina de la casa de Siquem, y se marcharon (v.26). Luego, saquearon la ciudad, llevando consigo a todos los animales, las mujeres y los niños, y todos los bienes de la gente (v.27-29). No solo cometieron asesinato, sino también secuestro y robo agravado. ¡Como el pecado tiende a multiplicarse!

Al actuar de ese modo, los hijos de Jacob dieron un pésimo testimonio a las ciudades y naciones aledañas. A partir de ese momento, nadie hubiera querido tener contacto con Jacob; menos escuchar de su Dios, Jehová. Al dar rienda suelta a su ira, los hijos de Jacob opacaron su testimonio ante los cananeos.

El v.27 dice que los que saquearon la ciudad fueron “los hijos de Jacob”. Eso podría dar a entender que los demás hijos del patriarca ahora entraron en acción, apoyando la violencia de Simeón y Leví. Sin embargo, el v.30 indica que el acto barbárico fue perpetrado sólo por los dos hijos de Jacob mencionados en el relato.
Indiscutiblemente, la violencia de esos dos hijos de Jacob fue desproporcionada. La seducción de su hermana, por un hombre, no justificó la matanza de todos los varones de Siquem. El comportamiento de Simeón y Leví pone en claro la necesidad de la ley del “ojo por ojo y diente por diente” (Éx 21:23-25; Lev 24:20; Deut 19:21).

Conclusión (v.30-31)

Cuando Jacob se enteró de lo que había pasado, reclamó a sus hijos (v.30). Los denunció por su ira (ver Gén 49:5-7). No dijo que lo que hicieron fue malo en sí, sino que le había traído malas consecuencias. Notemos el énfasis egocéntrico en las palabras de Jacob: “Me habéis turbado con hacerme abominable a los moradores de esta tierra…se juntarán contra mí y me atacarán, y seré destruido yo y mi casa” (v.30). La respuesta de Simeón y Leví indica la gran indignación que sentían, por lo que Siquem le había hecho a Dina.

Hay varias lecciones que debemos aprender de este pasaje:

i. El peligro de estar viviendo cerca al ‘mundo’. Siquem era una ciudad pagana, y hubiera sido mejor para Jacob no estar viviendo tan cerca de dicho lugar. La experiencia de Lot, viviendo en Sodoma, debió haberle enseñado a Jacob a tener mayor cuidado de dónde vivía.

ii. El peligro de no controlar mejor las actividades de nuestras hijas e hijos.

iii. La importancia del modelo que damos como padres. Jacob había actuado con astucia frente a Labán; mientras iban crecían, sus hijos fueron aprendiendo de su padre, y al final copiaron la astucia y el engaño de Jacob.

iv. La pasión engendra pasión. Siquem se dejó llevar por su pasión sexual; cosechó la terrible consecuencia de la pasión de la venganza.

6 comentarios:

  1. GRACIAS MUY BUENA SU EXPLICACIÓN

    ResponderEliminar
  2. gracias, excelente su comentario, es bueno profundizar en la enseñanza de la palabra de Dios, y no leer por leer, que bueno es tenerle en este medio, me a edificado y formado espiritualmente.

    ResponderEliminar
  3. Exelente explicación. Bendiciones

    ResponderEliminar
  4. La palabra nos enseña que debemos educar a nuestros hijos en el temor de Dios.y ser obedientes

    ResponderEliminar